miércoles, 17 de octubre de 2007

Una vez más, tú

Tal y como se especulaba en la mayoría de medios, la selección chilena venció, sin transpirar, a nuestra selección peruana. La guerra la volvieron a ganar y esta vez gastando apenas unos cuantos cartuchos. Trataré de ser lo más optimista posible y también de no hacer que mis comentarios se parezcan a los de Fleischman o Núñez; menos a los de Beingolea, Butters o Peredo. La verdad es que me pareció haber visto mejorías. Sí, mejorías.
No, no estoy loco, ni ciego, aunque uso lentes pero el partido lo vi en pantalla gigante. Vi un mejor Perú, al menos en los minutos que prosiguieron del repetitivo (en la última eliminatoria también nos anotaron, las dos veces, de cabeza) gol de Suazo. Tampoco soy amante del Voley, me apasiona el fútbol desde que tengo uso de memoria y no creo que deba rendir a nadie explicaciones sobre mi percepción del “deporte rey”. Tengo una opinión formada en base a mi observación de todas las ligas que he podido ver, y todos los jugadores que he podido admirar o calificar de distintas maneras; obviamente todo esto a título personal, porque de periodista poco tengo. Dadas estas circunstancias me atrevo a reafirmar mi hipótesis: Perú jugó mejor contra Chile que contra Paraguay. Vayamos al desglose.

En los primeros minutos del partido se vio un encuentro casi parejo, ligeramente favorable a Chile en el dominio del balón. A esas alturas yo estaba sentado en el auditorio del banco con gente totalmente desconocida y que me comentaba de vez en cuando sobre las incidencias. Por mi parte me concentraba en ver lo que hacía Solano y Pizarro por el sector derecho de la zona de ataque, y trataba de descifrar lo que hacía Jayo Legario, quien parecía un opaco ente perdido en la cancha de juego. Sin situaciones de gol en ninguna de las dos áreas imaginé que el poderío chileno se centraría en su más promocionado jugador, Matías Fernández, y en sus ponzoñosos remates de tiro libre, la otra posibilidad, era el juego aéreo, en el cual los peruanos desde hace no menos de quince años tenemos serios problemas que nos cuestan goles, partidos, eliminaciones y, lo peor, frustraciones en los hinchas. Y lamentablemente no me equivoqué: antes de los quince minutos, el “chupete” marcaba el primero enviando el balón pegado al palo con su calva testa, tras un excelente servicio desde la esquina de “Matigol”. Doloroso reencuentro con la realidad después de las clásicas especulaciones previas a partidos de esta naturaleza; pero ahí estaban los hinchas, alentando, aunque lamentándose de no haber podido elegir dónde nacer (Brasil estaría sobrepoblado). Y luego, la mejora de Perú.

El toque de balón y la recuperación tuvieron una notable alza en su calidad ofensiva. Tanto Acasiete como De La Haza empezaron a impulsar el equipo desde abajo, a veces apresurándose, pero mostrando momentos de tranquilidad y precisión que llevaron al equipo peruano a tener al menos tres oportunidades claras del gol de cara al arco de Bravo (la más clara, la de Farfán – tapadón del chileno). Todo esto mencionado ni siquiera se logró avizorar en el partido con Paraguay. No hubo, en aquel partido del fin de semana pasado, ni siquiera conatos de esas intenciones tan interesantes que nuestra selección demostró hoy ser capaz de llevar a cabo. Si bien es cierto Paraguay es cuadro por cuadro superior a Chile, debemos recordar que contra los guaraníes jugamos en propio feudo, mientras que contra los mapochinos jugamos como visitantes, y en una cancha (aunque hoy mucho más tranquila que otras veces) siempre hostil como la del Nacional de Santiago. Eso es lo que resalto de Perú. Puntualmente no hubo mayores mejorías: Farfán apagado, Pizarro de espaldas al arco, Vargas demasiado impetuoso, Solano siempre desesperado tratando de encontrar espacios y momentos para sus mágicos pases, Jayo y De La Haza siguieron sin marcar diferencias (ni chilenos), Galliquio y Vílchez con poquísimas e infructuosas proyecciones, y dos backs intermitentes, con unas de cal y otras de arena blanca, como Acasiete y Rodriguez.

Luego, ya en el segundo tiempo, Perú siguió fallando ocasiones de gol como si se tratase de recibir lo que sobra, desaprovechando oportunidades que un equipo, con aspiraciones a un mundial, no puede fallar. Y en lo que considero “el mejor momento de Perú” (dentro de lo mediocre del partido), apareció una genialidad de Vidal, genialidad que conjugó muy bien con una desatención de “Tyson”, y dejó sólo a Matías para batir de manera efectiva al cancerbero peruano. 2 a 0, se acabó el partido para todos. Desde ahí Perú perdió lo que había avanzado, y nuevamente recurrió a las faltas peligrosas, a las imprecisiones, y a la desmedida confianza de que “Ñol”, “Jeffri” o “Pizza” se salieran del libreto con alguna jugada sensacional digna de liga europea, y salvaran la vergüenza, la poca que aún nos queda. Se bajaron los brazos y nos entregamos a un resultado que pudo ser peor si es que Chile no desperdiciaba algunas ocasiones de gol que tuvo.

Oscar Julián Ruíz fue quizás la pila más baja en el partido. Con faltas compradas, amarillas inventadas y decisiones discutidas, se hizo, por momentos, protagonista de un juego que él sólo debía dirigir, mas no eclipsar con sus fallas. Aunque, obviamente, la mala actuación del referee cafetero no justifica en absoluto la derrota peruana.

Increíblemente Leao Butrón fue mi gran decepción de esta tarde noche; no por haber tenido un mal desempeño como arquero (en los goles no tuvo nada que hacer) sino por no haber hecho hervir su sangre como debe ser en este tipo de partidos. Parecía, por momentos, estar jugando un partido de práctica entre la San Martín y el América Cochahuayco. Demoraba en los saques, parecía hacer tiempo, y además de todo ello, no pude ver ningún saque de meta suyo que no terminara en la cabeza, pecho o pies de algún jugador chileno. En cuanto al resto de peruanos vi una conciencia de triunfo (o de empate) que no vi contra Paraguay, y por eso pienso que se mejoró. Léase bien: para mí, Perú mejoró. Lo que no quiere decir que ande bien y que estemos listos para clasificar a Sudáfrica.

Hay un camino largo que la selección peruana deberá seguir para lograr una, al menos ahora, lejana (lejanísima) clasificación. Y en ese camino habrá más de una guerra en cancha. Los lamentos sirven de poco cuando nada se aprende de las experiencias vividas. El “Chemo” (al que no le encuentro mayores responsabilidades que las habituales en esta derrota) tendrá que trabajar más de la cuenta con este grupo de jugadores que quieren formar un equipo. Sí, hoy vi sus ganas de ser equipo, y dentro de todo lo que significa perder contra el rival “de siempre”, eso es lo más positivo, o quizás lo único, que podría resaltar.

Las ganas están, ahora a mejorar para que los hinchas dejen de comer ganas, y comiencen a degustar triunfos.




Lima, 17 de Octubre de 2007

2 comentarios:

  1. LA SELECCION ES UNA TONTERIA, YA QUIERO QUE COMENTES EL 5 A 1 CONTRA ECUADOR. QUE VERGUENZA PIZARRO DEBE QUEDARSE EN EUROPA Y NO VOLVER JAMAS!!!

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  2. Danny: Entiendo tu malestar, es más, lo comparto. Todo peruano que se diga amante del fútbol debería de estar tan o más ofuscado de lo que tú estás. Pero te pido que mantengas la calma, el mundo da vueltas, y algún día los culpables de estos fracasos pagarán sus fechorías. Y no es simple demagogia, es la ley de la vida.

    Un abrazo.

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