La desinteresada historia de Cándida
En un inicio, este post iba a ser agresivo e insultante, pero al estar sobrio y poder conservar mi habitual ecuanimidad (madurez, le dicen), decidí escribir algo mucho más digerible, como para que una persona como Cándida lo pueda leer y entender. ¿Quién es Cándida?, es una chica que acaba de intentar ilusionarme y traicionarme. Eso no tiene perdón. Debo admitir que estuve a punto de caer ante sus innegables encantos, que por un momento pensé que podría suceder algo más que simples intercambios de fluidos, pero no. Al parecer cuando su nivel de a-seriedad cambió de color, se asustó y simplemente desapareció.
Paso a relatar resumidamente lo que aconteció con Cándida, la chica que rompió su taza de interés.
La conocí el año pasado, en una pequeña reunión organizada por un amigo. Como a Cándida no le gusta pasar desapercibida, no le hice caso, no es mi estilo, odio hacerle caso a mujeres que desean captar la atención de todos, y eso finalmente es lo que les suele llamar la atención de mí, mi indiferencia. Era cuestión de tiempo para que nos digamos una que otra palabra, más aún por la actitud alcahuetera de algunos amigos, que no dudaron en ponerme a prueba con tamaña mujer con facha de devoradora humana. Me sacaba a bailar a cada instante, dejando atrás a toda una sarta de alborotados muchachos. Yo aceptaba porque tampoco se trata de arrugar, eso nunca, sin embargo la situación no pasaba de eso. En una hora y un poco más, ya me había contado parte de su existencia, obviamente maquillando detalles como tener hijos, pareja, amigos cariñosos, o esposo. Yo, en cambio, no le conté nada de mí, salvo mi nombre, mi edad y las razones por las que estaba en ese lugar (y ahora que lo pienso, no recuerdo dichas razones). En ese momento parecía haberse obsesionado con enrolarme a su lista de pervertidos admiradores. Al ver la negativa de mi posición, por un momento me dejó de lado y se dedicó a moverse extravagantemente frente a mí, con uno, dos y hasta tres de esos muchachos que ya no sabían qué hacer, y que dicho sea de paso me miraban con cara de "mira, la estoy haciendo y tú no".
Así transcurría la reunión, yo riéndome y bebiendo con amigos y amigas, ella, intentando seducirme de una y mil formas, claro está, e insisto para que no se malentienda, sus intenciones eran netamente egocéntricas, simplemente no podía admitir que haya alguien que no le echara un sólo ojo.
Ya por el final, cuando estaba despidiéndome de todos, incluyéndola, hizo el último intento para enrolarme. Me dijo que quería hablar un momento conmigo, tomó mi mano y me jaló hacia las afueras de la casa. Estaba visiblemente nerviosa y anonadada. Parecía no encontrarle explicación a lo que acababa de ocurrir. Yo reía sarcásticamente y le decía: "tranquila, ¿qué pasa?", eso la ponía peor, y vale decir que esa era mi intención. De la puerta de la casa, salían varias cabezas a ver lo que sucedía. Al notarlo, Cándida volteó furiosa y les dijo que se fueran, que no sean sapos. Hicieron caso de inmediato y nos volvieron a dejar solos. Entonces me dijo: "mira, no sé qué ha pasado, ¿te caigo mal?". Le dije que no, que no me había hecho nada malo, que no me había caído bien ni mal, porque no la conocía lo suficiente. Acto seguido, me pidió el número telefónico, con una expresión letal de desesperación que no me gusta ver en ninguna mujer, por más bandida que sea, de modo que cedí por primera vez ante ella, y en recompensa a su insistencia, le di mi número, con la clara intención de hacerla sentir bien por esa noche, para que se diga a sí misma que al menos no la choteé de todo, y siga pensando que es la reina de la reunión. Me fui de aquella casa con la sensación de haber hecho una obra de caridad, sin imaginar lo que pasaría más adelante.
Comenzó el asedio. Ella me llamaba frecuentemente, me agregó al MSN, al Facebook, etc. Conversaciones seguidas, ideas y conclusiones. De pronto iba formándome una mejor idea de Cándida, llegando a otra conclusión: era, en muchas cosas, totalmente opuesta a mí, suficiente razón para sentirme atraído. Llegaron las salidas, y de a pocos me iba tomando confianza, al punto de contarme cosas que debía saber de ella, antes de insinuar cualquier acercamiento superior a los que habíamos tenido hasta ese momento. La decisión era mía y accedí, no me arrepiento, la he pasado bastante bien y, según ella (porque ahora tengo que decirlo así), hacía mucho que no sentía algo similar. La experiencia me ha enseñado a tomar estas cosas con calma. El amor ni se asomaba por mí, menos por ella, pero la atracción empezaba a tomar otros matices, quizás algo menos libertinos o ligeros. Sin embargo tuvimos nuestra primera separación. En ese momento ella fue sincera, me dijo que no estaba lista para tener una relación con nadie, y que yo le parecía un "chico para eso, y no para lo otro", ¿halago o insulto?
Entendí. El hecho era que no quería estar conmigo, y como yo realmente no quería estar con ella (ni con nadie), no sentí el menor dolor. Sólo atiné a decirle que la sinceridad siempre será lo más recomendable y que hizo lo correcto al decirme tales cosas, antes de que pueda suceder cualquier catástrofe emocional.
Fueron varios meses los que estuvimos separados. Y con "separados" me refiero a la distancia mortal que existe cuando no se usan tantos medios de comunicación. Porque es cierto que mucha gente dice: "ahora que existe la internet, los celulares y hasta los celulares con internet, es casi imposible perder el contacto con alguien", pues yo creo que eso, yendo en sentido contrario, agudiza más la desazón de no tener contacto con alguien. Un arma de doble filo, desde luego.
No voy a negar que algunos días, en la soledad de mi habitación, la recordaba, aunque tampoco voy a negar que mi habilidad de olvidar rápido funcionó mejor que nunca, al tener que guardar en el depósito recuerdos pocos y débiles, en comparación a algunos más fuertes y abundantes con los que tuvo que lidiar anteriormente. Para mi habilidad fue un juego de niños hacer que me olvide de Cándida, así que seguí mi vida sin pensar en ella como algo más que un buen recuerdo.
Pero como en toda historia suele haber una segunda parte, aquí también la hubo. Cándida reapareció, la primera vez con una llamada sorpresiva, y sugeriéndome irme de viaje junto a ella. La sorpresa fue tal que no la creí, de modo que, pasados los días, esperaba su insistencia, a ver si el viaje se concretaba. Esa insistencia no se dio. No hubo tal viaje, y ella volvió a desaparecer. Una semana después, vuelve a llamar y me dijo que quería verme urgente. Me citó para el día siguiente de su llamada en un concurrido centro comercial. Nuevamente esperé su confirmación, y esta si fue "de Ripley": Un martes, 10 de la noche, coordinamos, nos veríamos el miércoles a las 10 am, ok, dormí, al día siguiente no volvimos a comunicarnos, pero supuse que ella estaría esperándome. Eran las 9:30 am y tomaría un taxi para llegar a tiempo. Sin embargo tenía que revisar rápidamente un asunto en mi correo electrónico. Juro que lo iba a dejar de lado, felizmente no lo hice, porque en el MSN estaba ella, y me dijo que "justo me iba a llamar" para decirme que no iba a poder ir al punto de encuentro, por "x" motivos.
Pero habría un tercer intento, y fue quizás el más extraño de todos. No diría "malicioso", pero sí bizarro, bastante presto a malas interpretaciones, y que fue razón de un conato de odio en estos días, y lo que finalmente me impulsó a escribir este post. Me lo dijo expresamente: "quiero intentarlo", de inmediato cerré todas las demás ventanas de chat o cualquier cosa que tuviera en mi PC. Ahora era sólo ella, seguí leyendo: "... en serio, lo he pensado mucho, ¿no quieres intentarlo?". Mi respuesta no fue inmediata, le dije: "vamos lento". Porque la verdad es que no estaba enamorado, aunque sí comenzaba a ilusionarme, claro, ¿quién no, con esas actitudes?, le dije la verdad, que yo aún no sentía nada, pero que si se daban todos los elementos necesarios, en un sólo momento, ¿por qué no?, en fin. Creo que se imaginan lo que sigue. Sí pues, ¡la condenada de Cándida volvió a desaparecer!
La vi una última vez en el MSN, y le pregunté qué demonios estaba pasando, no supo qué contestar y cerró sesión (claro, de hecho me puso "sin admisión"). Eso fue lo último que supe de ella. Aún sigo preguntándome qué sucedió, ¿alguien me lo podría decir?, quizás desde una tribuna neutral la cosa se vea más clara. Yo lo veo así: hay una lucha interna entre su lado puto y su lado que busca felicidad. Aunque a veces su lado "busca felicidad" gana una batalla, la guerra la ganará siempre su lado puto, ¿POR QUÉ?, pues creo que la respuesta es sencilla. Cándida será puta por un buen rato más, por mientras no me toca juzgarla.
Quizás, sí, sugerirle que no rompa tantas tazas de interés, porque en algún momento las va a necesitar (aunque sea para tomarse un buen café cargado).
Digo, ¿no?
Insulto, claramente. No sé ni como te atreves a preguntar una obviedad semejante.
ResponderEliminarJajajaja!, qué suerte tienen algunos que ya están casados.
ResponderEliminarJajaja... que gusto de leerte después de buen tiempo amigo!!! definitivamente hay cada chica man nunca dejas de sorprenderte, es la realidad mi bro haces bien en no ilusionarte mucho con las feminas y esa estrategia de la indiferencia es la mejor pero no siendo tan pana xq puedes (y me pasó) perder soga y cabra... respecto a tu pregunta, esta claro que tiene conflictos intrapersonales y lamentablemente una nena así por lo general es absorbente, lo mejor es alejarse, pones pocas cosas del carácter de ella... ten cuidado... no será bipolar?
ResponderEliminarSls.
Christian Pajuelo.
Hola Christian, el gusto es mío al volver a verte por estos lares. Bueno, pongo pocas cosas sobre ella porque realmente es poco lo que sé, recién empezaba a descubrirla cuando desapareció al mismo estilo de Harry Potter. Sobre lo de "bipolar", pues claro que sí, ¿qué mujer no es bipolar?, je. Saludos hermano y espero verte pronto por Matute.
ResponderEliminar