martes, 16 de marzo de 2010

El mundo par

La crónica de una reunión que parecía calculada

De acuerdo, lo admito. El sábado, casi en el sur de Lima, extrañé tener enamorada. Ojo, extrañé tener a alguien, mas no necesariamente a alguien en especial. Sólo añoré siempre tener con quién bailar o quién se ría de tus chistes malos; sólo añoré cuando me preguntaban cuánto tiempo teníamos y si habían planes de matrimonio. Sólo añoré cuando por ahí murmuraban que ella era mucho para mí o viceversa. Son cosas que extrañé en una reunión que parecía estar perfectamente contabilizada: igual número de hombres contra igual número de mujeres; el que sobraba era yo.

Pero al principio la cosa pintaba un poquito mejor; apenas crucé la puerta de Helen, me recibió con una enorme sonrisa. Luego de saludarla después de, ufffff, mucho tiempo pude darme cuenta de la ya clásica división entre amigos de la chamba, amigos de universidad, amigos de colegio y familiares (algo que me consoló un poquito, dados mis últimos cumpleaños). En el espacio de compinches universitarios se encontraba la siempre sonriente Pierina, un amor imposible de primer ciclo, quien estaba bien custodiada por su, por decirlo de alguna forma, extremadamente maduro enamorado. Pierina es otra de las personas a las cuales no veía desde hacía muchas lunas, una constante que se repetiría varias veces durante la noche, ya que esa mancha, a la cual pertenecí buen tiempo, se despegó (o me despegué) de mis andares por motivos aún no especificados. De repente porque mi nueva mancha era quizás muy “R” para sus gustos; sé que me entenderán algunos. Sin embargo nos las ingeniamos para nunca perder el contacto, de ahí que siempre soy invitado cada 9 de Marzo a la residencia Osorio, donde cada año, conchudamente, termino comiéndome 2 o 3 platos de carapulcra con arroz.

Cuando parecía que tocaría violín toda la noche llegó una esperanza que pronto se desvanecería; una antigua amiga de Helen había arribado, para mi buena suerte era bastante extrovertida. Inteligentemente Helen notó que ella estaría sola, así que trató de acoplarla conmigo, conversamos fluidamente algunos minutos, y cuando al fin parecía haber encontrado a una buena compañera de parranda llegó el resto de sus amigos colegiales, se sentaron en otro lado de la sala y ella, ni corta ni perezosa, decidió irse con sus antiguos compañeros de pupitre; tal fue su desesperación en irse que dejó su lujoso celular en la banquita donde había apoyado su nada despreciable trasero (cabe resaltar que al rato se lo devolví, ¿me lo hubiera llevado no?). Nuevamente estaba solo, sí, absolutamente solo. Helen atendía a sus invitados demostrando ser una gran anfitriona (tomé algunas notas), mientras mi voluminosa figura estaba situada al costado de Pierina, quien lógicamente estaba más concentrada en los sentidos de su afortunado acompañante. Entonces empecé a pensar en las notas de Mozart, o quizás algo de Vivaldi. Me acordé de algunas clases del colegio, cuando el profesor de música, negado a enseñarnos melodías andinas, nos decía siempre que escuchemos a Ludwig Van, y entonaba un bullicioso escándalo con su pequeño violín.

No tenía un violín verdadero, pero ya prácticamente lo sentía en mis manos. Mi única esperanza era que llegara alguien sobrante, ya no me importaba si fuera hombre o mujer, sólo me interesaba que pudiera conversar con él o ella sin necesidad de interrumpir besos apasionados o punteos desesperados. Pero la cosa se complicó aún más cuando siguieron llegando los invitados: Larry y Clara, y Richard con su enamorada (sorry, no me dijeron su nombre). Dos parejas más; un rato después, Angélica y Jimmy (sí, coincidencia); y bueno, yo frío… ojo, no es que me haya molestado su presencia, en realidad me dio gusto verlos después de tantos años; lo que es cierto es que me sentía como un relleno y créanme, no lo digo por una característica abdominal.

Comencé a depositar mis esperanzas en Helen; deseaba que se olvidara un rato de sus demás invitados y se acercara a mí para hablar de lo que sea. Lo hizo periódicamente y eso amilanó bastante un malestar que pudo haber sido terrible. Sin embargo yo sabía que tener a Helen como pareja era algo temporal, ya que Perrin, su eterno Cirano, venía desde el centro de Lima con todas las intenciones de un hidalgo caballero enamorado.

Pero como dice un genio, “la vida te da sorpresas”. Al final fue el flaco quien terminó siendo mi pareja, nos acabamos lo que quedaba de trago, mientras las demás parejas se iban yendo una a una. Terminamos haciendo lo que quisimos con la música, pusimos grunge, Red Hot, hasta Virus. Finalmente faltaba la cereza a la torta. En altas horas de la madrugada llegó un amigo más de la universidad; un tipo con el que tengo una mezcla extraña de sentimientos, por un lado lo estimo bastante, pero por otro le tengo, digamos, algo de tirria (las razones él las debe saber, y si no, Julito, ya sabes cómo ubicarme y te lo explico todo). Julio Ubillús llegó junto a Megan, su agradable enamorada estadounidense. Pero eso no fue lo sorprendente, llegaron junto a dos chicas, una de ellas bastante atractiva para mi gusto, sobretodo por la imponente mirada que tenía, la cual me clavó sin compasión y sin medir mayores consecuencias apenas llegó. Lamentablemente, como ya lo podrán ir imaginando, las chicas no venían solas, la que pasó desapercibida llegó acompañada por una especie de Eddy Guerrero “lorcho”. Mientras que la pequeña de la mirada láser estaba custodiada por una suerte de Milhouse adulto, una persona de la cual no dudo su calidad, pero que, seguramente ensimismado en sus extraños pensamientos, parecía ignorar la potencia de alma que tenía como pareja. Estuvieron una hora, o algo así, y luego marcharon a rumbos desconocidos para mí.

A las finales acabé mezclando vino seco con whisky, luego le agregué unos litros de cerveza, media botella de pisco acholado y para terminar un vino borgoña que había conseguido uno de los amigos de la cumpleañera (sí, Carlos Raffo). No sé cómo diablos no llegué a vomitar, llegué a mi casa ebrio hasta los huesos aunque completamente parado, absolutamente “zombie”; mi cuerpo, como nunca, estaba duro, como si hubiese ingerido alguna droga. Lo último que recuerdo es que llamé a Helen para decirle que, si no es mucha molestia, “me haga el bajo” con su amiga del colegio; ¿qué nivel, no?

Aún después de esta narración que por momentos fue injusta, quiero decir que en términos generales me divertí bastante, a la vez agradecer a Helen por invitarme aún cuando ya no pertenecemos al mismo clan, sé que el cariño se mantendrá por mucho tiempo más, al menos por mi lado. Agradezco también a la madre de la cumpleañera, quien siempre se acuerda de mí aunque pasen los años, y mis ‘looks’ vayan cambiando. La señora me ha visto flaco, gordo, regular, obeso y ahora con una nueva barba igual no me le escapé: “¿Rubén?”, claro señora, era yo; gracias por acordarse siempre de mí, aunque no sé exactamente de qué forma, si de la buena o de la mala. JA. Finalmente quisiera agradecer a Angélica, mi lectora oculta, quien dice ser seguidora incauta de este blog, aunque no la avalen los comentarios; pero me consta que ha leído alguno de mis disparatados post (la probé un par de veces, JE); éxitos "Murru" y espero verte pronto.

En fin, todo esto me llevó a concluir varias cosas. Para empezar recuerdo claramente que cuando llevaba una enamorada a reuniones siempre, por alguna razón, pero siempre había chicas solas. Sentadas, ramificándose con el suelo, esperando que algún borracho las saque a bailar. En serio, incluso una vez una enamorada me pidió expresamente que por favor saque a bailar a otras chicas, porque le daba pena verlas así, sin divertirse. Hoy, que estoy solterito y coleando, voy a una reunión después de un tiempo considerable y me doy con la sorpresa de que EL MUNDO YA ES PAR. O sea, ¿parece organizado no?, ¿dónde quedaron aquellos tiempos?, ¿dónde quedaron aquellas estadísticas que dicen que hay más mujeres que hombres?, lo único real es que el destino parece siempre jugarme bromas pesadas, pero para bromas pesadas, algunos de ustedes mejor que yo saben que este pechito también puede ‘golpear’. Sólo espero que el mundo vuelva a ser impar, de lo contrario seré siempre el complemento perfecto, si es así prometo comprarme mi violín, aprenderé rápido si ese es mi destino, créanme, lo haré.


8 comentarios:

  1. Relájate mi querido Bencho, porque cuando buscamos comida con demasiasa hambre, corremos el riesgo de comer cualquier cosa que inclusive nos puede mandar al hospital. Nunca hay que perder la individualidad y mucho menos la libertad. Las parejas son para compartir momentos juntos no para depender el uno del otro. Creo que ya experimentaste eso.¿O es que quieres repetir la historia?

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  2. Sabias palabras mi querido Homero!!!

    Tranquilidad ante todo (y)

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  3. Jajajaja maare tenias que comentar sobre esa noche?? jaja
    Milhouse creció!!! iguaaalito csm, y sí su acompañante, MUY BUENA!.

    Llegué con las ganas de morir intoxicado/ahogado en alcohol, todas me golpean.

    Incluso Helen.

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  4. Jaja, buena noche eh... lástima que no hubo ni siquiera a quien afanar jaja, gracias, flaco, por ser mi flaca jajaja

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  5. jajajaja!!! Gracias Gracias...estoy poniendome al dia con los post!!!.... q tal narracion!!!..... se nota que Teresita llamo la atencion con sus ojos lindos!
    Muy buena chochera...y yo seee quien te gustaba el 1er ciclo...recuerdo (sino me equivoco) que sugeriste que apareciera en la lista para Miss Negocios!
    Exitos y más!
    Continuareeeee deleitandome con los 2 post q siguen! ;)

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  6. tu fuiste mi flaca carajo!!! jaja bueeno..mi goorda!! jajajajaaj
    gracias a ti por acompañarme en ese momento tan cagao que vivi, y justo en un lugar que me llenó de recuerdos, melancolía e infinita tristeza. H.

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  7. o. M . G!!!!! ese eres tu??? te desconosco chancho.

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