A la Matrix de San Isidro
Ayer paseé por tus calles después de algún tiempo y tu olor se mantiene intacto, una mezcla casi exacta de perfumes caros, baratos, sudor, tinta de máquina, papel reciclado y desesperación. Sigues igualita, tal y como te dejé cuando decidí salir de tus dominios, tú me dijiste que eso sería sólo por un tiempo, que al final regresaría a ti de una u otra forma, que extrañaría tus espigados y brillantes edificios, que extrañaría vestir de saco y corbata, que extrañaría decir que "trabajo en un banco"; ¡oh!, ¡qué honor!, no, San Isidro empresarial, eso era antes.
Antes, confieso, cuando era más joven, pasaba de vez en cuando por tus atoraderos de smog añorando algún día ser el elegante y guapo viejo que conducía su 4 x 4, renegando porque se le hacía tarde, con la billetera llena de tarjetas platinadas, celulares de última genración y relojes lujosos. Lleno de amantes, una bella esposa, hijos estudiando en universidades caras o extanjeras y un sinfín de invitaciones a fiestas champagne. Antes quería ser como él, ¿te imaginas?, esa era mi meta, era mi gloria, ahora todo es distinto, y eso te lo debo a ti. Porque me abriste los ojos, más vale tarde que nunca, porque la añoranza que antes tenía no era más que una farsa más a la que me estaba acostumbrando, esa farsa que me hace ver a todos esos "robots" que deambulan por tus calles, ahora, con una profunda pena, cuando antes tanto quería emularlos.
Posteriormente caí en tus redes; mi familia decía que era lo mejor, a mis padres les daba orgullo comentar a los amigos que ahora pertenecía a la clase empresarial limeña, esa clase que es tan hipócritamente respetada; ellos también son víctimas, así que no les guardo el más mínimo rencor, tu farsa es grande y el mundo casi entero sigue engañado, somos pocos los que decimos a viva voz que este sistema no es más que una inmensa cadena que entrelaza las necesidades de todos los ciudadanos que, por dinero, siguen sometidos a tus requerimientos.
¿Qué?, ¿me hablas de cultura organizacional?, ¿aquella parafernalia de palabras que empleas para hacer creer a tus empleados que son los más dichosos del mundo?, mentira, no sé cómo explicarte que son sólo falsedades; en la Matrix nadie se preocupa por nadie, todos ven sus propios intereses, si alguien no anda bien es expulsado inmediatamente, ¿eso varía con respecto a lo que se hacía antes?, no, así de simple, las cosas no han cambiado en nada, el esclavismo continúa, pero lo más lamentable es que el servilismo también. Y es que no hay peor esclavo que el que lo quiere ser, ciego a nuevas oportunidades, ciego a desarrollar sus propias pasiones, negado a soportarse humano, entregado a ser una máquina de hacer dinero, para que sus hijos puedan comer, para que todos puedan "vivir". ¿Vivir?, ¿qué sabes tú de la vida?, si tú misma, como ciudad, ya hace tiempo que la perdiste. Hace tiempo que te has convertido en un compilado de edificaciones, oficinas y fólders manilla. Crees que te mereces respeto y admiración cuando no eres más que el remedo de otras Matrix más grandes que tú, como La Gran Manzana o como Beijing.
Pero bueno, ¿qué se puede hacer?, cuando esto se lo digo a otros piensan que estoy loco, aún no cabe en sus cabezas que haya renunciado a tus "beneficios". ¿Tú tampoco?, te lo voy a poner simple, ya que te gustan tanto los balances, para mí los "beneficios" eran mucho menores que los "perjuicios", me dabas dinero y "caché", a cambio de mi dignidad, mi estabilidad emocional, mi autoestima y mi valioso tiempo. Si lo sumamos como número de factores te darás cuenta de que es dos contra cinco, o sea... clases de matemática no te podría dar, ¿entiendes?, ahora, si lo sumamos como a mí me gusta, o sea, como CALIDAD de factores, sólo la dignidad ya supera a todos tus "beneficios", haciendo que el cuadre le sea favorable.
Lo que menos soporto de todo tu entorno son algunos de tus robots; muchos de ellos son víctimas, tal y como lo fui yo, gente que trabaja con humildad, buscando la tan ansiada estabilidad económica que prometes y a veces das, ellos están ahí porque tienen razones de fuerza: hijos, esposas, deudas, etc. Sin embargo hay otros que piensan que porque visten su corbata ya son más que los demás, pasan por la calle con sus enormes lentes de sol, celular en la mano derecha y cigarrillo en la izquierda; sonriendo como si estuvieran en la cima del mundo; te aconsejo que les recuerdes que su lugar está tan profundo como el tuyo, que no son más que marionetas, que no tienen porqué creerse nada, porque el sólo hecho de estar junto a ti ya implica creerse algo que no se es. Ya implica renunciar a la propia humanidad, para someterse a un trato absolútamente metálico.
Parece que odiaras a la gente que hace las cosas con pasión, todo lo quieres volver mecánico, ¿por qué serás así?, ¿quién te habrá creado?, claro, fuimos nosotros mismos, tanto los que te idearon como los que permitimos que crecieras, o sea, al final la culpa es mía, pero no me hago problemas. Ayer fui a finiquitar mi relación contigo, cobré el que quizás sea mi último cheque en el Perú, uno de tus cachorros (Scotiabank) me tenía una 'arruga', ya la saldamos, ahora yo tengo 'arrugas' con todos tus hijos, admito que fui irresponsable, pero no creas que me aterras con tus cartitas; sé que algún día me desligaré de ti por completo y serás tú el que me pida regresar, porque sé que en el fondo te gustaba mi voz cuando cantaba en la oficina, porque sé que en el fondo te gustaba cuando escribía cuentos en tu computadora, porque sé que en el fondo te gustaba cuando miraba toda la Matrix desde una de tus ventanas, porque sé que en el fondo te mueres por ser como yo. Por tener algo que lata.
Ayer cobré un cheque y hasta hice una nueva amiga, para que veas; lo humano siempre será mejor. Por fin te dije "adios", San Isidro, corbatas, sacos, camisas, calor, sudor, desesperación, esclavitud, muerte en vida.