lunes, 29 de octubre de 2012

Paros, paras y Paradas


Un poco de actualidad (no hace daño)

Y así estamos, pues. Sumergidos en diversos tipos de incertidumbre. Mientras la sociedad peruana llega a su estado más crítico y la insensibilidad de apodera de propios y extraños, los cimientos, débiles, de nuestra desbocada comunidad, empiezan a romperse uno a uno, lentamente, pero a paso firme y decidido. Ahora, las tendencias nos invaden, diversas modas que se van manifestando en los habitantes de una Lima cada vez más fría, a pesar del solcito pseudo veraniego. Y hablando de "solcitos"; cada vez es más difícil llenar los bolsillos de trabajo bien remunerado. Aún habiendo conseguido empleo, tengo que pagar más de 2 años de endeudamiento continuo y así tratar de reinsertarme en la vida. Un momento, ¿reinsertarme?, ¿en qué?, ¿en "esto"?

Modas y tendencias

En pocos días, he detectado algunas tendencias, modas que van desde lo "artístico" a lo político, pasando por lo emocional, algo en lo que, queramos o no, también se incluyen situaciones relevantes en nuestras tomas de decisiones.

Moda 1: El Gangnam Style ("Baile del caballo") y el K-pop - ¿Por qué ha pegado tanto la música sur-coreana (sí, hay que resaltarlo, porque Corea del Norte jamás perdonaría a un PSY) en nuestro país?, sinceramente no lo sé, es decir, puedo entender que haya un gusto musical a nivel intrínseco y personal, pero no entiendo semejante moda. Lo cierto es que PSY llena conciertos en Corea del Sur, Estados Unidos y Europa, y no va a tardar en venir por Sudacalandia. Otros grupos de K-pop, estilo Boy Band, también tienen mucho éxito aquí, incluso hay periódicos, y revistas, dedicados exclusivamente a esas bandas y teleseries. Toda una industria. A quien Dios se lo dio...

Moda 2: "Dejar de amar" de un momento a otro - En lo que va del mes, he sido informado de cinco casos de "desamor repentino", dícese del acto abrupto de cortar una relación sentimental que, aparentemente, iba bien o que, en su defecto, marchaba al compás de altas y bajas . Entonces esa persona te dice "ya no te amo" y ve tú qué haces. Se acabó, "it's over". A sufrir, a entregarte al alcohol, no sé. Recuerdo que de chibolo decía "te amo" sin saber exactamente qué era el amor, la diferencia es que ahora lo argumento mejor, sólo eso. Aún a nuestra edad, se siguen confundiendo conceptos, se sigue confundiendo amor con ilusión y se sigue diciendo "te amo" sin realmente sentirlo, dejando esto el hueco justo para que la otra persona se desmorone cuando se entere de la verdad, la cual puede tardar unos meses, pero que indefectiblemente llega. Ah, otro dato importante es que no siempre la persona que corta la relación se siente obligada a decir la verdad, también puede optar por alejarse y recurrir a la indiferencia, es un método válido si quieres ahorrarte explicaciones o culparte (in) necesariamente, pero lo ideal sería ya no huevear más a la gente, digo, ¿no?

Moda 3: El saqueo - Nuestro país parece estar dentro de una máquina del tiempo descompuesta. A veces nos da la sensación de que avanzamos rápidamente hacia el futuro, nos llenamos la boca de desarrollo y festejamos estar en camino al primer mundo, pero, entonces, suceden cosas que nos devuelven a nuestra triste y preocupante realidad. Somos un país en el que reina la mediocridad, una cultura ya instalada desde inicios de la República, tenemos como apasionada costumbre recurrir al "vivismo" para conseguir lo que queremos, es decir, siempre andamos bordeando la ley, amagándola, y así somos vivos, pues. Finalmente, si las cosas no resultan, recurrimos a la prepotencia, que no es más que el acto cobarde de no respetar otra cosa que los propios deseos. Este egoísmo es el que ha hecho que Lima y el Perú entero se estén volviendo un paraíso para delincuentes y matones. Obvio, la inoperancia política juega aquí un papel muy importante. Ahora te saquean en cualquier lado y no hay control. Nos volvemos tierra de nadie, o tal vez siempre lo fuimos, sólo que ahora los delincuentes quieren hacerse dueños absolutos. Lo están logrando.

"Renuncia por fax, pide perdón por pintura".
Moda 4: Indultos y condenas - Fujimori pide indulto, aunque no pueda hablar, ¿cómo lo hizo?, por escrito, lo mismo con unas disculpas poco creíbles, inscritas en una pintura de él mismo, ¿cómo interpretar un mensaje así?, en las redes sociales pocos son piadosos con el "chino", incluso leí un meme que decía: "Renuncia por fax, pide perdón por pintura", y es que razón no les falta. La opinión pública está, casi en un 70%, en contra del indulto. ¿Qué clase de ejemplo podríamos darle a próximas generaciones políticas, si Alberto Fujimori es indultado ahora?, bueno, con o sin ejemplo, ellos seguirán haciendo de las suyas, encontrarán nuevas maneras de sacarle la vuelta a la ley. Pero yo estoy a favor del indulto, lo digo abiertamente, ¿por qué?, porque, objetivamente, considero que a estas alturas Alberto Fujimori no nos significa ningún peligro. ¿Y el castigo?, creo que dirigirse a la muerte sabiendo que la mayoría del país te odia, es suficiente castigo para cualquiera. Tenerlo encerrado mientras se define si el cáncer es terminal o aún está en proceso, me parece un innecesario despliegue de rencor. Sin embargo, entiendo que le tengan tanto odio. Recuerdo que en Chile, muchos salieron a las calles a festejar la muerte de Augusto Pinochet. Nunca imaginé que se podría festejar una muerte, pero ahora que lo pienso, desde épocas de monarquías se han festejado fallecimientos. Definitivamente, los humanos somos puro feeling. Por otro lado, Eva Bracamonte, la hermosa lesbiana, implicada en el caso de parricidio más sonado de los últimos tiempos, fue finalmente condenada a treinta años de cárcel. Su pareja, Liliana Castro, fue absuelta por falta de pruebas. Un final extraño aunque rimbombante para esta larguísima novela que tiene como gran triunfador a Ariel Bracamonte, el hijo "bueno", alguien que, sinceramente, no me genera confianza alguna.

Hasta aquí las modas, ahora hablemos un poquito de La Parada y de, claro, cómo no, Susana Villarán:

La foto postal: un policía caído, siendo arrastrado hacia la muerte.
Decía que el Perú está sumergido en la mediocridad, la prepotencia y el criollismo (vivismo, pendejismo, etc.). Son muchas las cosas que le hacen daño al país, pero lo peor del Perú somos los peruanos. Siempre ha sido y será así, es como una maldición. El salvajismo mostrado en La Parada, hace unos días, no se trata sólo de un ensañamiento generalizado con las autoridades, tampoco creo que se pueda resumir todo el patético show, tildando a todos de "delincuentes", cuando el problema de fondo pasa por factores sociológicos y psicológicos hasta ahora no analizados - y que, dicho sea de paso, yo menos que nadie puedo analizar - La Parada siempre ha sido la meca del pasapiolismo. Si bien es cierto, hay personas que llegan a trabajar a aquel lugar para ganarse el pan honradamente, la mafia instalada, en dicho emporio comercial, es poderosa y ha logrado captar cada vez más adeptos, sí, en realidad políticos que cambian impuestos por coimas, ustedes me entienden. Susana Villarán, quien venía con la carga de una revocatoria, y tras varios meses de lucha con las masas limeñas, acostumbradas a la informalidad, no tuvo mejor idea que atacar La Parada cortando abastecimientos. Lógicamente, se le iban a ir encima. Aunque nadie esperó una reacción tan violenta.
 
Como alcaldesa, Villarán tuvo que haber planificado debidamente este "ataque". Tuvo que haber sido asesorada por personal de la PNP, o alguien que le dijera "¿sabes qué?, si haces eso nos van a apedrear". Asimismo, su obligación como mandamás de la capital, debería ser asegurar el bienestar de todos y no desatar batallas campales en un lugar donde asisten miles de personas y de todas las edades. Dicho esto, para mí, lo acontecido en La Parada es responsabilidad en buen grado de Villarán. Las ideas pueden ser buenas o interesantes, pero el desarrollo de las mismas deben considerar las estrategias adecuadas para cada idiosincracia. No es lo mismo aplacar un plantón de vecinos de La Molina quejándose del Estadio Monumental, que enfrentarse a Las Malvinas o Gamarra. Finalmente, debo decir que Villarán se tiene bien merecida su revocatoria. Más allá de que haya ganado "fans" con los últimos acontecimientos - hay mucha gente que ahora piensa que es una heroína, que "nadie se ha enfrentado así con la informalidad" y demás novelerías; cuando el mismo Alberto Andrade, con defectos y todo, hizo eso y más, sin necesiadad de derramar líquidos rojos - su holgazanería e inoperancia han dejado claro que los ciudadanos nos volvimos a equivocar al elegir. Sin embargo, creo que no es el momento indicado para un cambio de poder. Se debería esperar un tiempo prudencial, limpiar y curar algunas heridas, para luego permitir que se haga la voluntad de un pueblo ya cansado de tanta indiferencia.
 
Lima es una tortuga enferma, con un caparazón atusado y rococó: la capital peruana de la incertidumbre.
 
Natalia Málaga debería ser asesora política.
¿Qué diría Natalia "Mala - Mala"?
 
Ya lo sabemos todos, ¿qué nos pasa?, ¿qué sucede?, ¿en qué parte dejamos el cerebro?, ¿dónde escondimos el corazón?, ser "buenos" no es sólo apoyar a Adrianitos (lo cual se aplaude, pero con eso no compramos el cielo) o demás campañas solidarias. Ser buenos corresponde también a respetarnos y empezar a practicar la tolerancia - ¡DESAHUÉVATE, CARAJO! - me diría Natalia; y claro, ¿cómo puedo respetar a alguien diciéndole mentiras?, "te amo", "te respeto", "eres mi hermano", "trabajemos juntos", "vota por mí", ¡tonterías!, uno ya no puede creer en nadie, ni siquiera en uno mismo. Lima tiene baja autoestima, lo mismo que todo el país, pero aquí se nota más porque aquí estamos casi todos. ¿En qué momento nos jodimos?, ¿en qué momento dejamos "el Baile del caballo", y pasar a partirle una pata?
 
Una buena dosis de memoria podría ser la cura, ya que la infelicidad nunca surtió el efecto deseado.

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