martes, 29 de mayo de 2012

Mi vida sin él

Extraña felicidad

La vida está hecha de contrastes, en definitiva. No puedo negar que estoy gozando de uno de los momentos más felices de mi existencia. Ya no puedo decir que hace mucho no me sentía así, porque la verdad es que, lo más probable, jamás me haya sentido tan contento; quizás sea porque no tengo la necesidad de idealizar nada, porque ahora todo es tan real y sé qué tipo de territorio estoy pisando, sé a lo que me enfrento, y sé cuán feliz puedo ser, como también sé qué tipo de inconvenientes me esperan. Claro, uno nunca deja de conocer a una persona (y más aún si es una mujer), es cierto, incluso los viejos, que juntos se van muriendo, siguen aprendiendo mutuamente hasta el final de sus días. Pero cuánto vale el optimismo devenido de un análisis que ha durado más de diez años. Aunque, quizás, el tiempo sea sólo un indicativo, porque inseguridades quedan, y porque aún entre tanta felicidad, los malestares se siguen generando. Y esto es, pocos pero estimados lectores, el show de la vida. Que, como diría Blades, "te da, te quita, te quita y te da". No se puede ser feliz en todo aspecto. Simplemente no se puede, porque tal vez no sería justo.

He perdido amigos a lo largo de mi vida, aunque no tantos. La mayoría que perdí los perdí por cosas que yo consideraba graves: traiciones y ofensas, por ejemplo. En este mismo Blog, si son masoquistas y quieren hurgar entre tanta memez, he narrado algunas situaciones vividas con respecto a esos temas. Casi siempre he dejado amistades por sentirme engañado o usado. Como por ejemplo, en 1999, cuando un "amigo" me hizo creer que estaba enamorado de mi hermana, mientras yo le contaba que estaba enamorado de una chica que ambos conocíamos. Me pidió que le "hiciera el bajo" con Rocío, cómo negarme, era un buen tipo, o al menos así lo consideraba en ese entonces. Intenté ayudarlo con mi hermana, quien en ese entonces tenía 14 años, mientras nosotros bordeábamos los 17. Y en esos días, cuando con más empeño trataba de que fueran pareja, y mientras, tímidamente, intentaba enamorar a Pilar, mi "amigo" me salió con la sorpresa. Supongo que ya deben saber de qué se trata. Nunca más volví a saber de él, excepto una vez en la que lo vi, ya después de varios años, y me saludó como si fuéramos patazas. Sólo traté de ser amable, pero esas cosas nunca se olvidan.

Hasta ahí lo podría entender.

La vida, a menudo, me puso en el otro lado. Ahí donde la decepción es el arma que te hace heridas en la espalda, donde la vergüenza carcome tus intestinos, donde quieres desaparecer por completo del mundo y enredarte en tus propios y malignos deseos. Es ahí cuando sale nuestro peor lado, el indomable, el incontrolable, ese que te hace perder la razón y olvidar lo que antes pensabas que era lo más importante. Antes. Claro. Luego llega el tiempo y, con él, algo llamado sabiduría, sí, la que "llega cuando no nos sirve para nada" (Páez). Y, en supuesto, esa sabiduría, en buenas migas, inservible, es lo que debería poner todas las cosas en su lugar. Los sentimientos hacen el resto. Sí, claro. Estoy seguro que el amigo que acabo de perder no está recordando que alguna vez vivimos juntos una hermosa y prolongada etapa. No está recordando que nos defendimos el uno al otro, puño a puño, como hermanos. Que compartimos infinidad de conocimientos banales, infinidad de incomprensible encanto, el encanto que tenemos sólo los que no queremos crecer. Pero crecemos, flaco, crecemos. Crecimos, en realidad, y quizás sin darnos cuenta ya nos hicimos adultos, aunque a veces sigamos actuando como niños. Yo, siguiendo sentimientos fulgurosos, tú, decidido y radical, como aquel que ya no le entra al juego, al percibir que el otro hace trampa. 

Si eso hizo que tu amistad tuviera esta (espero, breve) desaparición de mi vida, entonces me siento un puto traidor. Y ahora vuelvo a ser niño y pensar que quizás todo esto sea lo más justo. Y que yo, finalmente, hubiese hecho lo mismo. No lo sé. No estoy para dar ejemplos. 

Lo único netamente real, es que... bueno, qué más... No te voy a olvidar nunca, pero tampoco a mi extraña felicidad. Te estaré esperando.

domingo, 20 de mayo de 2012

Experiencia

Lo que los dioses nos dan a cambio de la inmortalidad

Después de casi treinta años de diversas experiencias, pensó que sería simple manejar la situación. O de repente no tan "simple", pero que con su bagaje podría sacar adelante su felicidad rezagada. Pensó que podría triunfar ante una adversidad que encerraba, a su vez, un conjunto de impedimentos que él mismo se había impuesto a lo largo de su vida. ¿Baja autoestima?, quién sabe. Lo único cierto es que, ya en una edad relativamente avanzada, sentía que era su oportunidad de sacarle la vuelta a todos aquellos "no" que había oído tanto desde el exterior como desde adentro. Era su chance. No quería desperdiciarla. Costara lo que costara.

- Todavía no entiendo cómo ha pasado. Éramos tan amigos, casi hermanos. De pronto algo lo cambió todo. No sé, quizás salíamos juntos tantas veces que terminamos "confundiendo las cosas", como se suele decir. O de repente esto se fue cocinando sin que nos diéramos cuenta. Aún así, incluso hasta el último momento que tuvimos como amigos netos, ella confió en mí y yo en ella. Entonces dimos pie a este momento. El cual es bello, inexplicable, pero bello.

Había tomado como referencia algo similar que le había sucedido, cuando alguna vez le tocó ser el amante. Él y ella habían sido muy amigos, quizás no tan amigos como en su caso actual, sobre todo por la cantidad de años que conocía a su gran amiga; pero ha sido lo más parecido que vivió. ¿Cómo actuar en un momento así; en ese momento, preciso momento en el que terminan de besarse por primera vez y luego se miran las caras, para luego mirar hacia otros lados en busca de alguna respuesta?, "¿qué demonios estamos haciendo?", se preguntan ambos. Y entonces siguen los besos. Una situación que linda con el descontrol. Así es esto del amor, un descontrol total. Entonces se dio cuenta de que, una vez más, la experiencia no le serviría.

- Sé mucho de ella: lo bueno, lo malo, lo bonito, lo feo. Lógico, sé que no me ha contado todo, tonta no es y vale la dosificación. Quizás ella sí lo sepa todo de mí. No tuve nunca tanto por contar, así que todo se lo conté. Las cosas que no sabe, son las no tan relevantes. En todo caso, nuestra amistad me empezaba a cambiar los conceptos. Comenzaba a creer que la amistad entre el hombre y la mujer realmente existe. Hoy sé que no es así. Una vez más, me equivoqué al no confiar en mis propias teorías. Sólo en este caso, me ha encantado equivocarme.

Alguna vez le confesó secretos que a nadie más confesaría. Y él, con la calidez del amigo que te entiende, abrigó todos sus fríos momentos esparcidos por el bar, para luego dilucidar la tensión con un sabio consejo, o quizás un sabio silencio. Ya, cuando la situación así lo exige, saltan los insultos, y con ellos la maldad que a veces se necesita para despertar y culminar un dañino letargo. Eso es lo que hace un amigo. Eso hacía con ella. Y ella, con él. Hoy, han cambiado los consejos por acalorados besos. Han cambiado los silencios por suspiros. Han cambiado los insultos por mordiscos y la maldad por perversión. La oscuridad ayuda porque les hace saber lo ciegos que son, que ha sido y que siempre serán.

- No sabría cómo describir un beso suyo. Si me lo preguntas ahora, diría algo muy chabacano. Jamás podría describir esa sensación tan magnificente. No, señor, ni con toda la labia del mundo, ni con todas las palabras del mundo a mi merced. Nunca daría con ese punto exacto que se produce en ese divino momento, en el cual ella junta sus bellos labios con los horribles míos. Y de pronto sentir que no existe nada más en el mundo que su cuerpo y el mío, iniciando una fusión extraña de ternura y deseos sexuales. Sí, definitivamente, besarla ha sido lo mejor que hice en mi vida. Uno de mis pocos aciertos. Jugármela de esa forma, luchando con su cabello negro para llegar a su boca, ha sido algo por lo que podré morir tranquilo. Y algo, además y como te decía, que nunca podré describir con exactitud ni proximidad. 

Pero como en toda historia, están también las adversidades. No todos aceptarían esta sorpresiva transición. Sentimientos cruzados, encontrados en la inmensa calle de las coincidencias, un terreno inexplorado por él hasta el día en el que se vio obligado a conocerlo y sentirse mal por sus acciones, cuando en el fondo se sentía el hombre más feliz del universo. ¿Qué habría de malo en sentir todo lo que estaba sintiendo?, ¿qué habría de malo en darle una inyección de vida a su sombría y solitaria existencia?, ¿qué habría de malo en decirle que la amaba y que a partir de ese momento se sentía más llamado que nunca a protegerla hasta con su alma si fuera necesario?, ¿qué habría de malo en amar como hacía tiempo no amaba, o quizás con más intensidad, la intensidad que da el riesgo?, el riesgo, ese cambio de amistad por amor, esa transición diabólicamente planificada por el azar, el tiempo y las cosquillas de los dioses. Los que siempre se reirán, aunque nosotros lloremos.

martes, 1 de mayo de 2012

¿Cómo olvidar a una puta?

Apologías y culpas, sin fundamento

Antes de escribir el post, tuve el flash de que este podría ser el inicio de una secuela de textos especialmente diseñados para aquellos idiotas, como yo, que se tardan mucho más de lo "normal" en olvidar a una persona despreciable y nauseabunda, a la que tipificaremos con el adjetivo más coloquial que pude encontrar, y siempre considerando que mi sexo es masculino y que soy heterosexual: "Puta".

En este preciso instante, escucho la canción "Total Interferencia" de Charly García, una obra maestra, abstracta y destructiva, que mueve mi cerebro multipolar en distintas direcciones, haciendo que salgan ideas como esta. Desde luego, no espero que les guste a todos; escribo por escribir, sí, siempre fue así, y más ahora. Escribo por escribir, y porque escribir es una de esas maneras, pocas maneras, que tengo de decir lo que pienso, sin necesidad de someterme a juicios aciagos e infructíferos, concebidos por gente que no considero tan importante como aquel que se sienta frente a su PC y le dedique unos minutos de su, tal vez, valioso tiempo a leer esta idiotez. Creo que quedó claro, así que no dictaré más conclusiones.

¿Cómo olvidar a una puta?, sí pues, ¡cómo olvidarla!, es muy fácil engatusarse con sus naturales encantos femeninos y su facilidad para hacernos creer que el mundo es de su color preferido, aquel color que ella pinta con su cincel vaginal y su adictivo olor a jazmines, comprado por catálogo. Lo difícil es sentarse un día en la banca de un bar, verla pasar con otro idiota y no sentir un carajo de lo que antes se sentía. Ese es el reto.

Sin embargo, para saber cómo olvidar a una puta, hay que distinguir los tipos de putas que existen en esta vida hipócritamente social:

Existen las putas que cobran por sus servicios. Dirán ustedes, ¿quién demonios podría sentirse enamorado o, en su defecto, obsesionado con ese tipo de putas?, respuesta simple: YO. Y si creen que es imposible, pues, lo acabo de descartar, el otro es Richard Gere, así que ya somos dos. Y contigo, tres, así que dejemos de hacernos los huevones. Este tipo de putas tienen algo especial, bueno, dependiendo de cuál sea el prostíbulo. Si la puta vale menos de 20 soles no deberás esperar que te engatuse mucho. Lo que hará será gritar como una loca para que te vengas rápido y que entre el siguiente. Las que cobran de 50 soles hacia arriba, manejan mejor su arte histriónico. Incluso suelen ofrecer una frasuela bastante interesante: "trato de pareja". ¿Trato de pareja?; ¿o sea que la puta te dará besitos en la boca y cariño en la cabeza?, ¿te preguntará cómo estás y qué tal te va en el trabajo?, ¿te aconsejará si tienes algún problema?; ¿hará todo eso?, respuesta: SÍ. Lo hacen y lo hacen muy bien. Aunque nunca he llegado a ese nivel de soledad, lo he visto. Sobre todo en cuarentones o cincuentones que, al verse abandonados por sus mujeres y no querer pasar nuevamente por esa experiencia económicamente tan ingrata, hacen lo más barato: Reemplazar el cariño de una pareja con el de una puta. Esto convierte a ese tipo de putas en perfectas heroínas de la sociedad. Sí, esto ya es una apología, y no saben el orgullo que siento en estos momentos, ya que estoy reivindicando un nombre injustamente usado para describir a putas de otros tipos, esas que sí son dañinas. 

Para terminar con este tipo de putas, también las hay de mayores precios, inimaginables, inconmensurables, así son las sumas de dinero que se pagan diariamente, en todas partes del mundo, por las putas de "alto vuelo". Una salida con ellas te puede costar 1000 dólares, siendo austeros. Imagínense cuánto cobrarán las que salen en los catálogos de Play Boy o, ya volviendo al Perú, las que aparecen en programas cómicos sabatinos. Bueno, en realidad, esas últimas son más baratas. 

Lo interesante de las putas caras es que salen contigo al mundo exterior, y se portan como si fueran tu pareja real. Provocan la envidia del vulgo masculino y no escatiman muestras de cariño o de atracción que acentúen esa envidia. Juegan más con los egos que cualquier otro tipo de puta. De pronto el adquisidor se siente como un narco mexicano o algo así. Quizás lo sea. Pero al final está haciendo lo mismo que el resto de parroquianos. 

¿Cómo olvidar a este tipo de putas?, fácil, con otras putas del mismo tipo, hasta que encuentres algo mejor que hacer. En caso de obsesión, es recomendable ir a un psicólogo, quizás él pueda tener amigas que cobren menos, porque hasta ahora no he conocido un solo psicólogo que no sea burdelero. 


Las heroínas de la sociedad, las que practican el oficio más antiguo del mundo, a veces pueden ser las más bandidas y rompe corazones, pero conocen su chamba y hasta ellas tienen códigos, pienso que uno de ellos es: NO ENAMORAR A TU CLIENTE. No les encuentro punto de comparación con el otro tipo de putas, del cual hablaré en la próxima edición de:


"¿Cómo olvidar a una puta?"

(Consultas, quejas o comentarios, a la hot line; o al menos esperar a que termine de escuchar por enésima vez la canción de Charly: "... estamos como aquel amor que se echa a perder...")