domingo, 27 de noviembre de 2011

Cita imperfecta

Protagonistas:

Rubén "Bencho" Ravelo, como: el galán "experimentado y planificador"
Xxxxx, como: la flor que no debió tocar
Reproductor Mp3, como: el alcahuete electrónico
"Amanecer", como: la mejor excusa, la peor película
Chibolo de 5to de Secundaria, como: "gracias a mí le demostraste que eres parador"
Helados de cono, como: la mejor (y única) alternativa para ir al McDonalds y gastar tan sólo 2 soles.
Agradecimiento especial a: Filosoraptor, por la foto que da alegría al post.


Todo salió ¿bien?

Ahí estábamos los dos. Apoyados en aquella baranda que daba al estacionamiento de un enorme centro comercial. Había terminado la dulzona y empalagosa película que ella eligió ver, mientras yo preferí siempre buscarle la mano o pensar en algo interesante que decirle. En ese instante, cuando las palabras se me terminaban, donde los helados comenzaban a derretirse por un extraño calor, realicé mi última artimaña y saqué de mi bolsillo mi reproductor Mp3: había reservado una canción para ella, era un tema que yo detestaba, pero que siempre la oía cantar en el trabajo. Había bajado, un día antes, la cancioncita esa de la internet. La puse en primera fila de mi reproductor, porque sabía que habría un momento así, en el cual no sepa qué demonios decirle para que su joven mente no se aleje de la cita. Entonces le coloqué un audífono en la oreja izquierda, yo me puse el otro en la derecha, y aquel Mp3 nos terminó uniendo, hasta que, a pocos centímetros, culminé mi objetivo, mi meta; mi frío cálculo había dado resultado: la besé.

Dos semanas antes

Me trataba de "usted" y a veces confundía la formalidad con la apatía. Rompí ese hielo con el método más simple: las bromas. Le bromeaba de todo, incluso le soltaba ciertas bromas de doble sentido. Al principio no se reía, o lo hacía por compromiso, se notaba, pero de a pocos fue captando mi onda y hasta empezaba a responder las chanzas. Fue el inicio de nuestro acercamiento.

Una semana antes

A veces nos quedábamos solos en la oficina, ella haciendo sus cosas y yo las mías. Intentaba conversarle de cualquier tema, pero sólo se limitaba a responder mis preguntas, poco indagaba ella sobre mí, entonces supe que no tenía un interés de iniciativa, que tendría que ser inducido (¿se puede hacer eso, no?). Un día de esos, un alumno de 5to de secundaria, acompañado de varios imberbes más, le hizo un silbido, de esos que se hacen para piropear. Entonces, una mezcla de celos y de "hazte el hombrecito" se amalgamó en mis vísceras. Para qué contar lo que le dije, los demás ni se metieron. Cuando acabé de llamarles la atención, vi por primera vez su mejor sonrisa, una extraña combinación de agradecimiento y grato asombro.

Cuatro días antes

Salimos por primera vez un día después del trabajo. Como compenderán, los tutores no ganamos mucho, así que no la llevé al mejor y más caro lugar (como solía hacer en otras épocas, en otros trabajos y con otras mujeres), sino a una tienda de comida rápida donde vendían esos helados de cono que cuestan S/. 1.50. Como ya había empezado mi dieta, preferí no comer, además sólo me quedaba para el pasaje. A cambio de eso, pedí para ella un helado más caro, de S/. 2.00. Quedó encantada con el helado. Se lo tomó con un gusto único, se manchó todo el contorno de su boca y parte de su blusa. Le tomé una foto con el celular y le dio un ataque de risa cuando vio su facha de payasa. Sólo estuvimos juntos una hora y doce minutos. Tenía que irse a estudiar y yo tenía que irme a dormir, la espalda me mataba.

Un día antes

Apenas me desperté, empecé a planearlo. Mi locura llegó al punto de hablarme a mí mismo y en voz alta: "Mira Bencho, lo más probable es que a fin de año (o antes) te vayas del colegio, ¿no te gustaría llevarte lo mejor de esa experiencia?, ofrécele una nueva cita, pero esta vez que sea una VERDADERA CITA, no la estupidez de la vez pasada, esta vez conquístala, que estás por llegar a los treinta y ella no llega ni a veinte, ¿crees que te haría caso después?, no seas iluso, ESTE es el momento. Llévala al cine, y dile ... (...)". Lo que más me gustó de mi plan, fue esa sensación de sentirme capaz de hacerlo, y hacerlo excelente. Incluso pensé en escribirlo para que futuras generaciones vean lo que se puede hacer con algo de locura y experiencia (¿?), pero decidí hace pocos minutos no hacer tal idiotez, por dos cosas, primero, porque aún no sé si los resultados fueron realmente positivos, y segundo, porque no quiero compartir mi agonizante sabiduría con nadie. Disculpen. Volvamos al tema. La invité a salir y aceptó, ¿qué mas les puedo decir?, mi plan resultaba a la perfección. Comencé a recordar todas las observaciones y demás percepciones que vi durante el tiempo que compartí con ella en el trabajo. Las canciones que tarareaba, las opiniones que emitía, sus reacciones, incluso un gusto especial por la música coreana, en fin, todo. Ya en la noche, haría los últimos preparativos. El día siguiente tenía que ser perfecto.

Cinco horas antes

Le hice recordar que teníamos una cita. Su lado femenino afloró y se hizo la que no se acordaba (o tal vez no se acordaba), pero luego sonrió y me dijo "Amanecer". Pensé que había comparado mi incomprendida belleza con el alba, pero lo que me quiso decir fue que quería ver esa absurda secuela de películas de vampiros que se enamoran. Mientras transitaba en mis habituales actividades, la veía entrar y salir del baño a cada instante. Buena señal, esta vez se estaba maquillando.

Tres horas antes

La película estaba por comenzar, ya proyectaban los adelantos. Entonces decidí continuar con mi plan, diciéndole todo lo que pensaba de ella, entre otras cosas ("bonitas"). Combiné conceptos básicos de galantería, con verbo poético, algo de desprecio, rebeldía y una pequeña dosis de soberbia. Luego de diez minutos de discurso, noté que se había ruborizado. Le hice soltar alguna respuesta coherente: "me acabas de descuadrar", me dijo, mientras esbozaba esa sonrisa que tanto me gusta. Ahora sí, silencio, la película estaba empezando.

Una hora antes

Salíamos de la sala y tomé su mano al momento de bajar las escaleras. Ella trató de soltarse, pero yo lo evité. No la miré, simplemente iba hacia adelante, mientras ella iba atrás, con su mano pegada a la mía, forzosamente. Poco a poco dejó de ser forzoso el asunto, hasta que ella misma decidió corresponder mi intención de tomarle la mano. Una vez fuera de la sala, la solté y le pregunté sobre la película; la verdad yo no le había tomado atención alguna. Empezó a comentar, maravillada, lo que significó ver esa tontería; hasta que me comenzó a parecer interesante. Punto para ella, pocos logran hacer que algo me interese cuando en realidad no me interesa. Finalmente, volvimos a comer helados. Ella invitó.

Veinte minutos después

Luego del beso, hubo un silencio sepulcral que no dejó buena vibra. Intenté romperlo, pero no pude, quizás se enteró de que hizo lo que no debió, o quizás yo, con casi 10 años más que ella encima, creí que podía tomar las riendas de algo que nunca dominaré: mi relación con las mujeres. Porque una mujer es una mujer, así tenga 15, 19 o 49 años. Nunca cambiará la esencia, esa esencia voluble e indómita, que ni el mismo Freud pudo descifrar. Pasados casi veinte minutos desde que sentí el dulce sabor de sus labios (gracias al rico helado de chocolate que estaba tomando), me dijo que se tenía que ir. La acompañé hasta el paradero, le ofrecí llevarla a su casa, me rechazó. Se fue sin siquiera darme un beso en la mejilla. Yo me fui con la sensación de que no siempre lo planeado sale bien, aunque salga "bien".

¿Han escuchado la frase "más feo que día lunes"? 
Pues mañana será el lunes más feo de mi vida.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Al tutor con cariño

Poco a poco. Paso a paso. Esto es como el fútbol. Cada día es una final. Cada paso es importante. No se admiten caídas. El ambiente se torna tenso. La intención es clara: ganar con hombría sobre un salón repleto de reclamos y abandono. No es fácil. Se hace lo que se puede. No. Se hace más. Y algunos frutos comienzan a caer del árbol que crecía chueco. Enderezarlo es la labor más difícil que me ha tocado en mi vida laboral. Me falta mucho. Les falta mucho. Pero la sensación de avance se percibe. Esto es así, como el fútbol.

Quiero campeonar a fin de año. Lo mismo que con Alianza Lima. Quiero que el salón "4to Marcos" sea el mejor. Que todos pasen a quinto con las cosas muy claras. Que culminen de una vez esa complicada transición de niño a adulto a la que sabiamente han denominado "adolescencia". La verdad, estos chicos adolecen de muchas cosas (sí, ya sé que el termino "adolescencia" y el verbo "adolecer" no tienen nada que ver, pero presiento que se pensó en eso cuando se formó la palabra). Quizás no les falte dinero, pero sí, tal vez, atención. ¿Cariño?, sí, ¿quién sabe?, los tutores no podemos meternos en sus casas e indagar. Lo que podemos hacer es llamar por teléfono. Ahí los padres dicen ser los más preocupados. Otros, descaradamente, cubren las faltas de sus hijos con excusas tontas, pero bueno, mi vieja quizás hubiera hecho lo mismo.

Nunca pensé estar del otro lado, es decir, frente a las carpetas. Quizás, sí, en algún momento pensé en enseñar, como lo hacen los profesores que van, dictan clase, resuelven dudas y se van del salón ya pensando en su siguiente parada. Yo no. Yo me quedo con ellos. Algo así como una suerte de niñero "profesional". Eso nunca lo imaginé. Les pregunto cómo están. Si tienen algún problema con algún curso. Si realmente desean acabar en una universidad, o si lo que desean es dedicarse a otras cosas. Total, la universidad nunca fue ni será la única opción, es más, dudo que por lo menos sea la mejor. Aclarar esos panoramas inseguros es una tarea ardua que de a pocos voy cumpliendo con los inquietos alumnos de cuarto de secundaria.

Antes de empezar a chambear, algunos tutores me desearon mucha suerte. Hoy aplauden mi valentía, un carácter que pensé que no lograría aflorar. He ganado en seguridad. Mis chicos (sí, "mis chicos") son tan rebeldes como inteligentes. Saben cuestionarme, argumentan bien sus trabas. Y no puedo caer en lo que se me recomendó con antelación: "yo soy el tutor, y te callas". No, no sería justo. Trato de manejarlo con pinzas, a veces me ganan, lo admito, muchos de ellos (sino todos) son mucho más inteligentes que yo, y para colmo de males, parecen manejar mi trabajo mejor que yo mismo. Hasta me dicen qué debo y qué no debo hacer. Cuando me siento caer, aplico una autoridad alturada, o al menos eso intento. O los saco del aula para conversar afuera. En parte para no pasar roche, en parte para no generar desorden o revoluciones absurdas dentro del salón. Esa es mi historia diaria.

Pero a empeño limpio los he logrado sentar. He logrado que me hagan caso cuando les digo que se cambien de sitio, o cuando les digo que guarden silencio o salgan del aula, según el caso. Cada vez me cuestionan menos. No creo que por miedo. ¿Respeto?, es muy pronto para que me lo haya ganado. Aunque no dudo que me lo ganaré y me sentiré aún más seguro.

Las felicitaciones de la directora y de dos profesores me han dado un buen impulso. El salón está mejor. Me lo dejaron hasta las huevas. Hoy está mejor. Hoy al menos hay orden. La niña problemática que siempre andaba fuera del salón, hoy siempre está adentro y hasta me ayuda en algunas cosas. El chico que nunca me hacía caso, hoy a reducido su desobediencia. El profesor que entra a mi salón, de a pocos recupera su confianza en el mismo. Claro, yo estoy ahí, pero estas dos semanas han sido duras. La semana que viene empieza algo mejor, lo académico.

Este fue el diario del tutor "Marcos", aquel que ya soltó unas cuantas palabras toscas en el salón (los alumnos siempre me recuerdan mi "¡QUÉ TAL OSTRA!"). El reto recién empieza. Quiero salir campeón. Sé que se puede, nadie me lo tiene que decir, ¿entiendes?, nadie.

lunes, 3 de octubre de 2011

De vuelta al origen

Todos volvemos

Durante mi época de colegial, pasé una vida con tránsito "normal". Hice amigos, algunos enemigos, buenas y malas campañas como estudiante. Me enamoré, sí, varias veces, pocas fueron en las que pude salir triunfante, la timidez que me caracterizó desde los 8 hasta los 16 años siempre fue un impedimento. Sin embargo, no puedo decir que la pasé mal, aunque confesar que no he tenido un viaje de promoción quizás sea el resumen que dibuje mejor aquellos años.

En 1999, cuando mi secundaria llegaba a su final, mi padre tuvo la (gran) idea de preparame mejor para la vida universitaria que me esperaba. Entonces llegué a la academia pre-universitaria. Todo cambió.

Para empezar, ya no me era tan fácil destacar. El nivel era distinto. Había gente proveniente de colegios "pitucos", con una mejor base educativa, en teoría, pero que chocaban contra la cruda realidad: la diferencia casi abismal del nivel escolar versus el nivel universitario. Casi nada de lo que había aprendido en los once años escolares me servía para, tan siquiera, responder una pregunta en un examen tipo ingreso. Entonces supe que era un nuevo comienzo, empezar desde cero.

Pero eso no fue sólo en el plano académico, lo fue también en el plano social. Conocer gente de diferentes atmósferas me dio el pequeño soplido cosmopolita que necesitaba para alzar vuelo, sobre todo en mis pasiones. Por fin había gente de mi edad a la que le interesaba lo que escribía, por ejemplo - "A ver qué tienes" - soltaba mi repertorio, en ese entonces mayoritariamente poético. Mis poemas se fueron haciendo famosos, hasta incluso llegar al conocimiento de tutores y profesores, aunque, claro, no eran la gran cosa, me sentía bien con el solo hecho de saber que alguien los leía. Alguien comenzaba a interesarse realmente en mí.

Con eso llegaron muchas amistades, vale decirlo, algunas muy efímeras, como la misma vida pre-universitaria lo exigía. Un día conoces a alguien, te encariñas, y de pronto supiste que ingresó a la Católica en Primera Opción, o que simplemente se cambió a la ADUNI, Pitágoras, Pre-San Marcos, Vallejo o Trilce.

Llegaron también muchas chicas y amores locos, bajo ese mismo contexto de "no saber qué pasará de acá a dos semanas". El parque de la Reserva, sin los cercos ni las piletas que ahora tan bien lo adornan, era testigo de mil y un batallas por preservar esos amores o por intentar conseguirlos.

De una u otra forma, algo es seguro, en Pamer, la academia donde me preparé para ingresar a la Universidad, empecé a vivir.

Muchas historias me vienen a la mente, de manera irremediable e insostenible, cuando me hablan o me enteró algo de Pamer. De un 100% de esas historias, un nada despreciable 99.9% cuentan relatos agradables y experimentalmente ilustrativos, el 0.01% lo dejo reservado para la vez que no pude ingresar, o las veces en las cuales vi que mi nivel no aumentaba como quería. Como ven, no cuento en ese pequeño porcentaje de negativismo a mis "malas" experiencias amorosas, ni a los amigos que perdí de una u otra forma, porque todo eso terminó enseñándome cosas que no se aprenden en un aula.

Ya han pasado once largos años desde que me enrolé en Pamer, y otros nueve desde que lo dejé para ingresar a otra gran aventura: la Universidad de San Marcos. Durante esos años nunca dejé de dar buenas referencias, no sólo del nivel eduactivo, sino también de la calidez de la gente que trabaja en dicha academia, la cual, ahora, es también colegio. Cada noticia o artículo que leí sobre Pamer me significaron suspiros e hinfladas de pecho, por saber que fui parte de sus pininos y que, con errores y aciertos, se fue ganando el corazón de la gente, al punto de ser, en estos días, uno de los centros educativos más prestigiosos del país. Dicho sea de paso, y a manera de anécdota, el tutor que se encargó de mi salón en 1999, y que entonces recién comenzaba junto con nosotros, es ahora uno de los directores. Algo que me hace sentir sumamente orgulloso.

El día domingo, leyendo el periódico, vi una convocatoria de Pamer para tutoría. No lo pensé dos veces y fui el mismo lunes. Quizás haya sido mi intento de conseguir trabajo con más dosis de fe en los últimos tiempos. De algún modo sabía que, si se mantenía la tónica de años anteriores, Pamer me aceptaría como colaborador sin demasiadas trabas. Y así fue.

No hurgaron tanto como otras empresas suelen hacer conmigo, es más, fui a la primera entrevista con ropa informal y mi barba de dos semanas (pensaba que la convocatoria sólo era para dejar currículum y no para la entrevista directamente), y aún así, con esa pinta de gandul, me escucharon y tomaron las respectivas pruebas psicológicas. Ya el miércoles, ahora sí con mi ropa bien planchada y mi barba ausente, me confirmaron la noticia: había regresado a Pamer.

Quizás no sea exactamente lo mismo que les tocó hacer a mis tutores de antaño, puesto que la labor de los tutores en el colegio es mucho más sacrificada y formativa, pero todo lo que he aprendido de ellos trataré de aplicarlo, e incluso mejorarlo, en mi grupo de alumnos. En estos primeros días estoy aprendiendo tantas cosas que contarlas aquí sería un desbarajuste mental. Sólo puedo decir que estoy muy contento, la verdad, muy pero muy contento.

La vida parece sonreírme después de mucho tiempo. Quizás le sonría yo también.

Paces contigo, mundo cruel.

martes, 27 de septiembre de 2011

Alianza Lima vs Anti-Alianza Lima (Parte II) - Walter, víctima del Anti-Aliancismo

Empezaré por decir, para evitar falsas especulaciones sobre utilizar este crimen como una "cortina de humo", que al menos yo, hincha grone hecho y derecho, admito como justa la victoria de la "U" el último fin de semana. Claro está, eso no cambia para nada lo que pienso acerca de ese club (ver la Parte I de este post) y de sus "hinchas", y por si faltaba una prueba de ello, Walter Oyarce, con su sacrificio y muerte, nos enseñó y mostró una vez más la realidad de las cosas sobre la llamada "rivalidad" existente entre blanquiazules y cremas, una "rivalidad" de la cual comienzo a dudar.

Y eso porque la rivalidad (propiamente dicha) es bilateral, es decir, ambas partes deben sentir lo mismo acerca del otro, y creo que no es así.

Después de tanto tiempo yendo a estadios, conociendo gente, informándome, y consciente de que aún me falta mucho por aprender sobre este tema, me lanzo (con cierto riesgo) a dar una hipótesis con su respectiva conclusión: El "hincha" de la 'U' odia más al hincha de Alianza que el hincha de Alianza al de la 'U'.

Paso a explicarme:

Separemos y toquemos por un instante el tema de los pandilleros. Pandilleros hay en todos lados, se dicen "hinchas" de cualquier equipo para tener vitrina, "figurar", como se dice en el argot callejero, y gracias a eso poder desfogar en actos vandálicos todas sus frustraciones y carencias. Entre pandilleros se matan casi a diario, sea por una u otra excusa: que "gallina", que "cagón", que "ganso", que "pendejo", que "faltoso", etc. El fútbol es sólo un medio más para estos parásitos de la sociedad, de modo que, cuando muere un pandillero, sea en broncas, ataques, "cagadas" - como llaman en el mismo argot a las emboscadas - o asesinatos por ajuste de cuentas, nadie dice nada, ya que, sí, increíblemente, eso ya pasó a ser NORMAL en nuestro país.

Pero aún en estos niveles existen códigos no escritos, uno de ellos, el más recurrente, es el de la paridad de fuerzas: Si eres barrista y quieres pelear, hazlo con otro barrista. Si eres pandillero y quieres pelear, hazlo con otro pandillero. Otro que se respeta un poco menos: no ataques a manchas menos numerosas, mucho menos a un sólo sujeto, en buen cristiano, no seas abusivo.

Conscientes de que alguien podría morir, estos códigos se han ido respetando durante muchos años. Moralidad dentro de la inmoralidad, podríamos llamarlo. Sin embargo, los códigos comienzan a romperse. Desde hacía varias fechas se venían registrando enfrentamientos entre "barrasbravas" e hinchas independientes o de otras barras mucho menos numerosas, sean de oriente u occidente - aquí vale recalcar, para quien no lo sepa, que los "barrasbravas" se ubican, junto a sus grupos, en las tribunas populares (Comando Svr y Trinchera Norte, por citar dos ejemplos), mientras que los hinchas independientes y otras barras más pequeñas se ubican mayoritariamente en las tribunas de oriente y occidente.

¿Qué pasa cuando un grupo de "barrabravas" atacan a hinchas independientes o de barras más pequeñas?, pues lo vimos el último sábado. Y más aún cuando se tiene un irremediable trasfondo de eterno odio hacia los rivales.

El odio de los cremas hacia los grones

Para hablar de esto, tenemos que remontarnos a los inicios de los clubes, queramos o no, más populares de nuestro país. 

Mientras uno nació de la necesidad del pueblo de verse representado en un marco tan alegre, masivo y espectacular como el fútbol, dando lugar al, en primera instancia, "equipo del barrio" y luego, ya en segunda, "el equipo del pueblo", el Club Alianza Lima, otro nació mucho tiempo después, con el claro afán de frenar el arraigo popular del primero, el Club Universitario de Deportes. 

Hasta ahora no se sabe con exactitud si la intención primaria de los fundadores de la "U" fue hacerle frente a Alianza (en realidad, la historia del "nacimiento" del club Universitario de Deportes tiene aún muchos baches e incongruencias), pero lo que sí está demostrado es que la clase social media-alta-"progresista" vio en este, entonces, nuevo equipo, una gran oportunidad de sentirse representada y darle final al acaparamiento de simpatía del cual era dueño el club de La Victoria. En otras palabras, la "identidad" que tomó rápidamente la "U" (insisto, más allá del deseo de sus fundadores) fue la de ser un equipo "Anti-Aliancista", más que un club con intenciones de ganarse, a base de méritos propios y sin colgarse de otro club, la aceptación de las mayorías.

Una vez adoptada esta "identidad", era lógico que los primeros simpatizantes del club también la adoptaran, dando lugar a un "Anti-Aliancismo" generalizado que desde aquel principio se plasmó en actitudes racistas y clasistas, de ahí los primeros insultos de hinchas cremas hacia hinchas de Alianza: negros, cholos, muertos de hambre, pobretones, borrachos, vagos, delincuentes, etc.

Paralelamente, esos primeros simpatizantes de la "U" iban marcando distancias con respecto a sus rivales, autodenominándose "blancos", "ricos", "acomodados", "profesionales", "exitosos", "elitistas", "progresistas", finalmente, "superiores".

Todo lo que acabo de sintetizar se fue acentuando en la década de 1930 y, por lo que se puede ver, aunque muchas cosas han cambiado, los insultos y las autoclasificaciones siguen en una clara vigencia.

El desprecio que se deslinda de dicha "identidad" ("superioridad") mencionada, poco a poco se fue convirtiendo en un odio insustentado. Por su parte, los hinchas de Alianza veían esos insultos y autodenominaciones de una manera despectiva, pero sin olvidar que sólo se trataba, al fin y al cabo, de un simple deporte, un juego que, aunque despertaba pasiones, no tenía porqué dejar de serlo: el fútbol. Eso tampoco ha cambiado y es parte de la identidad blanquiazul. 

A su vez, en su intento por captar hinchada, las dirigencias cremas (en especial la de Alfredo González) se dedicó a reclutar "hinchas" en los barrios más populosos de Lima y provincias, regalando entradas y vendiendo la "mala droga" de la "superioridad", algo así como: "Si quieres ser superior al resto, TIENES QUE SER HINCHA DE LA 'U'". La ignorancia y la necesidad de "figurar" terminaron con meter delincuentes disfrazados de hinchas a las tribunas, y que además maquillan su claro complejo de inferioridad con un complejo de superioridad absolutamente inexistente.

Pero, a la pregunta, ¿por qué nos odian los "hinchas" de la 'U'?, yo respondería:

Porque, a pesar de todo lo que han logrado (meritoriamente, en parte de los casos), sean títulos, simpatizantes, o demás reconocimientos, nunca han logrado alcanzar una verdadera identidad que los diferencie rotundamente de otros clubes, y que termine por desligarlos del club Alianza Lima. Dichos "hinchas" que tanto odian a Alianza, odian a Alianza porque, a diferencia del club victoriano, su historia está totalmente ligada a otro club. La frustración de no poder desligarse de quien, para ellos, es el "eterno rival", mezclado con el desprecio inicial de saber que, mientras ese club es el de los "negros", "pobretones" y "mediocres", el club que dicen amar es el de los "progresistas", da como resultado un odio tan poderoso y envenenado, que puede ser causante de cosas como esta:

"Un minuto de silencio, por los negros que se han muerto, y roguemos al Señor, que se caiga otro avión" - Famosa canción de la Trinchera Norte, en alusión a la peor tragedia deportiva de América y una de las más grandes de la historia, la caída del avión Fokker, que llegaba a Lima desde Pucallpa, en el año 1987, con toda la delegación aliancista adentro.

Y ese es tan sólo un ejemplo. Los "hinchas" de la 'U' suelen burlarse de las desgracias y tragedias que tengan que ver con Alianza Lima, jugadores o hinchas, así se trate de pérdidas humanas. Suelen burlarse de la tragedia, sintiéndose así más "hinchas" de su club, y aunque pueda sonar descabellado, conforme me fui enterando de la verdadera "identidad" crema, me fue pareciendo todo más lógico y el rompecabezas fue cuadrando: Si la "U" nació Anti-Alianza, sus "hinchas" también, y por lo tanto todo tropiezo de Alianza, incluyendo desgracias como las del sábado, son motivo de celebración y festejo, como si se tratara de ganar un partido, un campeonato, cualquier triunfo. 

Esto también encaja en el plano deportivo. ¿Se han preguntado alguna vez por qué la 'U' siempre juega con tanta entrega en los clásicos?, pues por lo mismo. La 'U' no existiría sin Alianza, por eso cada partido jugado contra los grones ellos lo sienten como el último de sus vidas y se rajan en el campo de juego. Esto sólo a manera de explicación, porque siendo objetivos, me gustaría que muchos jugadores blanquiazules jugaran los clásicos con esa misma intensidad. A su vez, eso también explicaría la ventaja que nos llevan en cuanto a finales y partidos definitorios. Pero esa es otra historia.

Odio mutuo

Después de tantos años de hostigamiento, se ha generado un rencor en cierto sector de la hinchada blanquiazul. Esto a consecuencia de lo mencionado anteriormente, por lo que dejo claro el asunto, para que no acudan a esta defensa: "si nosotros los odiamos ellos también nos odian". Recuerden que ellos empezaron primero, incluso desde su propia concepción como club. Esto ha generado un sentimiento 'Anti-U' que no podemos negar, pero, insisto, todo a consecuencia de.

El caso Walter Oyarce

Ya se ha hablado bastante sobre este tema, y de seguro se seguirá hablando más y más. En este post de 'El Blog Íntimo' podrán ver toda una recopilación de datos e información referente a este lamentable suceso. Sin embargo, quisiera complementar cierta información, sobre todo por las últimas justificaciones de "hinchas" cremas sobre la muerte de Walter.

Primero, como lo expuse líneas atrás, existen claras diferencias entre un "barrabrava" y un hincha independiente o de barras pequeñas. En este caso, Walter Oyarce pertenecía a la barra "Los de Abajo", un grupo de no más de 20 barristas que se juntan cada fecha en Matute y se ubican en la parte posterior de la tribuna de occidente. Esta pequeña barra aliancista está compuesta por personas de clase media-alta, cuyas edades fluctuan entre los 20 y 30 años, aproximadamente (incluyendo mujeres y menores de edad, hijos de algunos barristas). Por tanto, no podemos meter a Walter Oyarce en el mismo saco de los barristas de la popular Svr, por ejemplo, puesto que es de una idiosincracia totalmente diferente.

Segundo, los que atacaron a Oyarce y compañía, ya identificados, no eran palquistas, eran barristas de la Trinchera Norte, infiltrados en los palcos de oriente. Los que han visto el video de los "hinchas" cremas peleando con los hinchas de Alianza, habrán visto a uno de ellos (el de camiseta de la "U") con la polera manchada. Eso no era sangre, sino manchas de la pintura granate y crema que usan en la tribuna norte para recibir al equipo. 

Tercero, el ataque no fue específicamente a Oyarce, sino a la totalidad de hinchas blanquiazules ubicados en los palcos de Svr, y que a su vez expresaban su simpatía con aliento, banderolas, etc. ES FALSO que los que estaban en los palcos Svr hayan provocado o amedrentado gente crema "lanzando cosas", como explican algunos "hinchas" del compadre. Ya que, por simple lógica, desde un palco de Svr, ¿a quién le podrías lanzar cosas?, ¿al Comando Svr?, por otro lado, las banderolas y demás indumentarias relacionadas a Alianza Lima, SON PARTE DEL FOLKLORE DEL FÚBTOL, y no deberían ser tomadas como mera provocación, mucho menos para justificar ataques cobardes o asesinatos.

Y cuarto, este asesinato es una muestra clara del odio al que hacía referencia, tal es así que, incluso después de haber caído a la tribuna Svr desde el palco, los crueles y desadaptados "hinchas" cremas seguían arrojando cosas. Incluso las fuerzas policiales tuvieron que cubrir a Oyarce para que la ambulancia le pueda dar primeros auxilios. Como se podrán imaginar, hay quienes celebran este macabro y cobarde acto. Sino echen un vistazo a las redes sociales.

Responsables y sanciones

El responsable de todo lo que suceda en un evento fue, es y será siempre el ORGANIZADOR del mismo. En este caso, el club Universitario de Deportes es quien debe responder por los actos sucedidos el pasado sábado 24 de septiembre DURANTE el evento que el club de Ate había organizado.

Los responsables directos, es decir, los que participaron del ataque, en especial aquellos hijos de perra que lanzaron a Walter Oyarce, deben ser detenidos e investigados por la policía hasta concluír los roles que cada uno de ellos protagonizó en el ASESINATO del joven hincha de Alianza Lima.

Para con el estadio Monumental, lo justo sería el VETO de por lo menos 5 años.  O hasta que,  1) quede claro quién es el dueño del Monumental, es decir, el que se haría responsable en caso de que algo así volviera a suceder. Hasta ahora GREMCO y la "U" se siguen peloteando el problema, 2) se aclare el caso y los culpables reciban una sanción ejemplar, y 3) existan las garantías necesarias para seguir organizando eventos deportivos en dicho recinto.

Por cierto, un detalle llamado a no ser menospreciado: El estadio Monumental de Ate no tiene licencia desde el año 2001.


Reflexión final

Sí, aún después de varios días, sigo indignado. Sólo espero que este post haya servido para aclarar algunas cosas sobre el caso de Walter Oyarce y dar nuevas luces sobre las verdaderas razones del odio que sienten los "hinchas" cremas hacia los hinchas blanquiazules. Demás está decir que no es mi intención generalizar (por eso encierro la palabra "hincha" entre comillas, al referirme de ese tipo de gente), ya que, en definitiva, hay verdaderos HINCHAS de la 'U', aquellos que apoyan a su equipo, que son parte del folklore del fútbol, pero que no recurren a la violencia ni a la ofensa para demostrar el amor a sus colores.

Sólo espero que este caso no se enfríe, que se resuelva rápido, que no obedezca a las influencias de los implicados, sino a la más simple y tajante JUSTICIA, y que paguen los que tengan que pagar y lo que tengan que pagar, para que este deporte que tanto amamos deje de ser sufrir tanto daño y siga siendo nuestro deporte rey, sin que nadie lo cuestione.

PD. Dedico este post al maricón de Aldo Miyashiro, que dice una cosa con la boca, pero hace otras con las manos. Ojala deje de encubrir a sus 'chalecos'.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Alianza Lima vs Anti-Alianza Lima

(¡ATENCIÓN!, POST EXTREMADAMENTE LARGO - Y POTENCIALMENTE ABSURDO PARA MUCHOS - NO APTO PARA GENTE A LA QUE NO LE INTERESE LA RIVALIDAD ENTRE ALIANZA LIMA Y UNIVERSITARIO DE DEPORTES)

A ver. 

Punto número 1: Me comienzo a dar cuenta de que esta "rivalidad" empieza a parecerme personal y que por momentos linda con lo insólito e inconsecuente.

Punto número 2: si usted, amigo lector, que está leyendo esto, no gusta del fútbol peruano o no le interesan los temas relacionados a los "clásicos rivales", le recomiendo parar aquí mismo y no seguir leyendo, puesto que lo aburriré con mis palabras y no es mi intención aburrir a nadie.

Y punto número 3: si usted, amigo lector, es "hincha" de la 'U', le recomiendo que, a) lea este post, hecho con la mejor intención que un 'clásico rival' podría tener, para desengañarse de una vez o b) no lea esto para que siga viviendo engañado y soberbiamente feliz. En caso sea usted hincha de Alianza Lima, le recomiendo leer este artículo, hecho especialmente para aquellos grones que, por pura desinformación, se creen todas las burradas que el 'compadre' suele decir sin reparo alguno. 

Empiezo.

Mire, por favor, la imagen que le presento a continuación:


Como ya se habrá dado cuenta, se trata de un cuadro comparativo entre los dos clubes más representativos de nuestro balompié. El cuadrito este tiene la intención de demostrar cuál de los dos clubes es el "más grande", comparando estadísticas de varias índoles, comencemos por la primera, e iré desmintiendo o reafirmando lo más objetivamente posible lo dicho por quien haya realizado este semi-disparate.

Los estadios

Veamos, según el creador, hacedor, redactor, diseñador, o lo que fuese, de este cuadro, es el estadio de un club uno de los motivos de la grandeza del mismo. No contento con eso, enfatiza en las capacidades de cada uno: Estadio Monumental "U" (capacidad para 80 mil espectadores) y el Estadio Alejandro Villanueva (capacidad para 36 mil espectadores). Me pregunto sanamente, ¿desde cuándo un estadio contribuye a la grandeza de un club?, eso quiere decir que, antes de la construcción del Monumental, ¿la "U" no era "grande" o, en su defecto, "tan grande" como lo es ahora?

Conclusión: error, un estadio no hace grande a un club, puesto que se trata de algo netamente material, ajeno a las virtudes o motivos por los cuales alguien se puede hacer hincha de un club. En otras palabras, si un "hincha" de la "U" dice ser "hincha" de la "U" porque tienen el estadio Monumental, pasaría automáticamente a ser "hincha del estadio Monumental" y no necesariamente hincha de la "U". A eso habría que agregarle que dicho recinto deportivo no es propiedad del club Universitario de Deportes, sino de una junta de socios bajo la firma de la constructora GREMCO. La "U" aún sigue pagando (o, al menos, intentando pagar) la propiedad del estadio. 

En cuanto al estadio de Alianza Lima, dudo mucho que algún hincha grone se enorgullezca de dicha construcción al punto de decir que, gracias a eso, es hincha de Alianza. Aunque más bien, tendríamos mucho más motivos que los "clásicos rivales" para sentirnos plenamente identificados con el Alejandro Villanueva, puesto que, los mejores jugadores de la historia del Perú (Cubillas, Sotil, Cueto por citar algunos nombres) realizaron en aquel recinto victoriano sus más hermosas y memorables pinceladas de buen fútbol, siempre con la blanquiazul en el pecho.

Ranking Histórico Nacional

En este punto, el creador del cuadrito tiene razón. A nivel nacional nos ubicamos segundos, puesto que, para las frías estadísticas de la FPF (Federación Peruana de Fútbol), se mide la importancia de los clubes a partir de los títulos conseguidos durante toda su historia. En ese sentido, la "U", con 25 títulos, tiene el primer lugar, mientras que Alianza, con 22, queda en el segundo puesto del ranking. Sin embargo, cabe precisar que, según fuentes históricas, manuscritos y hasta fotografías de la década de 1930, Alianza tendría, en realidad, 23 campeonatos, mientras que la "U" tendría 24; esto gracias a la polémica generada por el campeonato de aquel año (1934), cuando Alianza se consagró campeón de la primera división, mientras que la "U" consiguió el título de primeros equipos. 

Lo que, digamos, "pesaba más" era el título de primera división, de modo que Alianza salió campeón ese año, mientras que la "U" se quedó con una suerte de sub-campeonato disputado en un partido definitorio. Los cremas ganaron dicho partido y ahí sucedió lo insólito, algo que aún no queda claro. Existen muchas versiones sobre ese asunto y todo parece indicar que las influencias cremas en el periodismo y en las altas esferas dirigenciales de la ANA (FPF de aquel entonces) contribuyeron a que, tras el pasar del tiempo, la "U" sea considerado el campeón de ese año. De hecho hubo un gran descuido de la dirigencia aliancista, pero la historia no miente, además, con el campeonato de ese año nos consagramos TETRACAMPEONES del fútbol nacional, algo que aún no ha sido igualado por ningún club local. Pueden ver aquí la nota completa, para más información.

Conclusión: acierto, Alianza se ubica segundo, detrás de la "U" en el ranking de la FPF. Pero, ¿acaso para ser hincha de algún club se tienen que revisar esos rankings?, ¿qué sería entonces de los hinchas del Deportivo Municipal, Sport Boys u otros equipos que ni deben figurar en dichos podios?, dígamelo usted mismo.

Ranking Histórico Libertadores

En este punto el creador del cuadro no acierta del todo, pero en la intención de querer demostrar mayor "grandeza" con números, sí. En el ranking histórico de PUNTOS (ojo, no campeonatos) de la Copa Libertadores, la "U" se ubica en el puesto 12, mientras Alianza Lima se encuentra en la posición 35. Esto se debe a algo que es inobjetable y que sería mezquino de mi parte no resaltar: Universitario ha tenido más participaciones que Alianza Lima en la Copa Libertadores. Eso, sumado a sus, algunas, buenas campañas, lo catapultaron como el club peruano mejor ubicado en el histórico de PUNTOS de dicho certámen. 

Ahora, si usted revisa las tablas históricas de las Copas Libertadores jugadas hasta hoy, verá que el ranking histórico de puntos es el último en importancia, prácticamente una simple referencia, incluso por debajo del ranking de goleadores o participaciones. El ranking más importante es el ranking de títulos y aquí habría que mencionar que la "U" no tiene NINGÚN TÍTULO INTERNACIONAL OFICIAL. Por lo que, da qué pensar, es absurdo presumir de algo inconcluso como sacar "más puntos" que otro, si es que aún no se ha conseguido lo realmente importante a nivel externo. Más raro aún, viniendo de un club que vitorea a vivas voces no ser un equipo conformista, sino más bien ganador y "copero". Si son "coperos", ¿por qué no tienen ninguna copa?

Conclusión: Error, un ranking de puntos a nivel internacional no contribuye a la grandeza o importancia de un club, como sí sería el caso de haber ganado una Copa internacional, algo que hasta el momento sólo ha podido conseguir Cienciano del Cusco.

Veces en segunda división

Me hago otra pregunta, ¿desde cuándo haber jugado en segunda división te hace menos grande o importante?, ¿es que acaso si la "U" bajara a dicha instancia perdería la importancia o validez que le dan sus "hinchas"?, pero el creador del cuadro acierta, Universitario nunca jugó en la segunda división del fútbol peruano. Alianza, sí, hace ya muchas décadas. Pero aquí un detalle importante: retrocedamos al año 1947, eran las épocas más pudientes de la "U". El club era apoyado por las altas clases sociales, incluyendo a la clase político - oligárquica de aquel entonces. 

Eso no me parece raro, puesto que la "U" fue ¿creada?, ¿gestionada?, ¿concebida? para representar a dichas clases altas, en contraparte al arraigo del cuadro popular que era Alianza Lima - un arraigo que nunca fue bien visto por la clase media-alta "progresista". Dicho esto, procedo a explicar la realidad que la "U" oculta y trata siempre de maquillar con esa trillada fracesita "nunca jugamos en la segunda". Terminado el torneo de 1947, Universitario y Sporting Tabaco (hoy Sporting Cristal), finalizaron ÚLTIMOS en la tabla de posiciones. Incluso, la "U" fue quien ocupó el ÚLTIMO lugar, mientras que Tabaco quedó penúltimo por diferencia de goles. Las bases (y la lógica simple) exigía un partido de definición para ver cuál de los dos equipos seguiría su historia en la segunda división. ¿Qué pasó entonces?, la "U" se negó a jugar ese partido, Tabaco se unió a esa negativa y la ANA no tuvo mejor idea que ANULAR EL DESCENSO ese año, puesto que ninguno de los dos equipos quería jugar aquel partido - no hay que ser muy perspicaces para pensar que algo más ($$$) ha debido haber en ese caso. Ver aquí la nota completa.

Hoy, los "hinchas" cremas tienen su versión preparada para tratar de desmentir ese irrefutable y vergonzoso suceso, dicen que las bases de ese año no especificaban que, en caso de empate en el último lugar, se tenía que jugar un partido extra. JA. ¿Bases?, se trataba de sentido común. Si para definir un campeonato debía haber partido extra en caso de empate, entonces lo mismo se aplicaba para el descenso, ¿no?, en fin. 

Y hablando ya del hoy por hoy, le cuento, amigo lector, que el club Universitario de Deportes ya debería de haber descendido este mismo año, por un tema de imposibilidad de jugar partidos, debido a su lamentable situación económica. Dos W.O. (Walk Over) mandan a cualquier club, de manera automática, a la segunda división. La "U" ha perdido ya 4 puntos en mesa y no jugó un partido por no cancelar su deuda con la Agremiación. Eso suma, ¿cuánto?, ¿dos W.O. y medio?, pero la FPF sigue ayudando a la "U" por un tema de influencias y, claro, económicamente los bolsillos dirigenciales se verían más que afectados si la "U" estuviera en segunda.

Conclusión: Acierto, la "U" nunca jugó en segunda, pero... ya sabemos porqué.

Hinchadas

Este es un tema particularmente interesante. Para tratarlo de mejor manera, debemos diferenciar lo que es un hincha, a diferencia de un simpatizante, seguidor o consumidor de éxito. 

Un hincha: es aquel que va siempre al estadio - a menos que un motivo de fuerza mayor le obligue a no asistir - exclusivamente para alentar a su club. El nivel de fidelidad del hincha llega a límites insospechados, por lo que, sin importar los resultados de su equipo, está siempre ahí, en las tribunas, brindándole su apoyo y aliento.

Un seguidor: es aquel que siempre está al tanto de su club. Compra diarios, revisa noticias, se informa acerca de su club de preferencia y va de vez en cuando al estadio, sobre todo a partidos que él considera "importantes".

Un simpatizante: es aquel que siempre resalta y dice ser "hincha" de algún club, sin embargo casi nunca asiste a estadios o demás eventos relacionados con dicho club. Se informa de vez en cuando sobre lo que acontece en el club de su simpatía.

Un consumidor de éxito: es aquel que sólo "apoya" al club que dice "amar" cuando se juega algo que él considera "importante". En ningún otro momento, si los resultados y momentos del club no son lo que él espera, se sabrá de él ni de sus preferencias. Sin embargo, si el club consigue algún reconocimiento, él es el primero en expresar su alegría y se siente parte de éxito conseguido.

Teniendo en cuenta estas definiciones resalto lo siguiente: en las encuestas, todos estos ítems mencionados se encierran en un sólo término denominado "hinchada". Aunque la palabra "hinchada" esté semánticamente relacionada con "hincha", debemos tener en cuenta que en estas encuestas también están incluidos los simpatizantes, los seguidores y los consumidores de éxito.

Volvamos a las encuestas. En la mayoría de ellas, es Alianza Lima el que vence al "clásico rival" en cuanto a "hinchada" se refiere, pero la diferencia no es tanta, como podemos apreciar en este link extraido de Wikipedia. Digamos que la "hinchada" de ambos clubes a nivel nacional es pareja. Entonces, ¿cómo revalorizar el factor "hinchada" para concluír cuál de las dos es la mayor o más importante?, muy simple, con la asistencia a los estadios. Si bien es cierto, hay paridad en las encuestas, en la asistencia a los estadios la diferencia entre la "U" y Alianza es prácticamente abismal, y esto no es una cuestión actual. Desde épocas muy antiguas, fue Alianza el equipo que captaba la mayor cantidad de espectadores a los estadios, en gran parte por su juego siempre vistoso y agradable a los ojos. Y si volvemos a la actualidad, nos damos con la noticia de la "U" no lleva más de 10 mil espectadores cada fin de semana, mientras que Alianza cuenta con un promedio de asistencia superior al de 20 mil por fecha.

Conclusión: error 1, el creador del cuadro hace mal en acomodarse a la encuesta que más le conviene, dejando de lado otras que no. Y error 2, no importa cuántos digan que son de la "U", sino cuántos de ellos demuestran su hinchaje yendo al estadio, que es, finalmente, lo que le interesa al club.

Títulos Nacionales

Este es otro tema muy recurrente en los "hinchas" cremas, para tratar de demostrar una supuesta grandeza. Fijándonos en el cuadrito, este creador, hacedor, diseñador o, simplemente, farsante, dice que, mientras la "U" tiene 25 estrellas, Alianza tiene 21. Es decir, no contento con no considerar nuestro TÍTULO LEGÍTIMO de 1934 (lo cual, a su vez, conllevaría a reducir el 25 a 24), nos roba uno más y así extender burdamente las diferencias en  títulos entre uno y otro club. Esto lógicamente es falso. Pero más allá de desmentir fríos números (lo cual ya hice líneas atrás), quisiera ahondar en un tema particular, ¿realmente un título contribuye a generar grandeza o importancia en un club?, ok, un título realza el prestigio de un club, un título es sinónimo de éxito, de consagración en un año donde se demostró ser el mejor por sobre todos los demás. Y hasta aquí creo que todos estamos de acuerdo: los títulos son importantes, claro que sí, y he aquí la pregunta del millón: ¿pueden ser los títulos la causa de un supuesto "hinchaje"?, yo pienso que no. Un título es la CONSECUENCIA de un trabajo conjunto entre jugadores, dirigentes e HINCHAS, quienes celebrarán, todos juntos y merecidamente, la consecución de dicho galardón.

Así es, el título no sólo es para los jugadores, socios, dirigentes o demás empleados del club, sino también para los hinchas que alentaron durante todo ese año al equipo, dándole fuerzas y apoyo en los momentos más críticos. Ser campeón, por tanto, no es causa de hinchaje, sino una consecuencia. 

Decir que se es hincha de un club por ser este el "más campeón" es como ser hincha del orgasmo sin considerar el coito. Una cosa no puede ir sin la otra. Un hincha verdadero no debería sentirse orgulloso de un campeonato sin haber contribuido en la consecución del mismo como factor de aliento y apoyo moral (y económico, con la taquilla). Eso convertiría a ese "hincha" en consumidor de éxito de manera automática. Y creo que eso es lo que más tiene la "U", consumidores de éxito que sólo son "hinchas" de sus campeonatos o demás buenos resultados, y que no tienen más razones para sentirse los mejores, sino nada más que los efímeros números que, desde luego, como todo número PUEDEN CAMBIAR de acuerdo a rachas o tendencias circunstanciales. 

Conclusión: error 1, la "U" tiene 24 títulos, Alianza 23. Error 2, los títulos no hacen a los hinchas, sino al revés. Acierto, La "U" tiene más campeonatos que Alianza, por ahora, y cuando deje de ser así, ¿dejará de ser el "más grande"?

Finales y partidos definitorios

Otro tema que los "hinchas" de la "U" se han encargado de mitificar. Según ellos, Alianza nunca le ha podido ganar finales o partidos definitorios a la "U". En este punto he de aceptar que la supremacia crema EXISTE, es decir, nos han ganado más veces partidos definitorios, y aunque esa verdad duele, el mito de que "nunca hemos ganado partidos defnitorios" no debería dejar de ser desmentido. Incluso se han tejido leyendas de un supuesto "8 a 0" (en partidos de ese tipo) que no tienen ni pies ni cabeza. Paso a desmentir, mencionando los partidos definitorios en los que Alianza Lima doblegó a la "U":

*1928: Final ganada por el campeonato.
*1932: Partido definitorio. Victoria aliancista en la última fecha (prácticamente una final). Alianza campeón.
*1934: Partido definitorio. Última fecha. Alianza le gana a la "U" en reservas y primeros equipos, consagrándose así TETRACAMPEÓN (como ya había mencionado líneas atrás).
*1955: Final ganada. Alianza campeón.
*1977: Partido definitorio. Victoria sobre la "U" que nos dio un nuevo campeonato.
*2002: Partido definitorio internacional. Alianza vence a la "U" por la Copa Sudamericana, tanto de local como de visita, eliminándolos del torneo internacional.
*2004: Partido definitorio. Alianza se asegura el título ganángole a la "U" en Matute. Posteriormente jugaríamos la final contra Sporting Cristal, derrotándolos y consagrándonos campeones nacionales.

Pregunta, ¿todo lo mencionado equivale a cero?, porque para el creador, diseñador, hacedor, o simplemente inventor de mala leña, ellos tienen 8 finales ganadas y nosotros ninguna. Espero que haya quedado claro que ese es otro mito de la "U", aunque, insisto, sigue habiendo una supremacia crema en finales, incluyendo la recordada vuelta olímpica en Matute (aunque eso de las localías también tiene su historia), pero de ahí a decir que Alianza nunca le ganó un "partido importante" a los cremas, pues... eso sí que no.

Conclusión: error, la "U" ha ganado "más" finales, pero NO todas las finales. En total, Alianza dio la vuelta en la cara del "compadre" la nada despreciable suma de 7 veces.

¿Cagón?, ¿yo?

El arquitecto de este gran y mentiroso cuadrito, no tuvo mejor idea que terminar su ¿joda?, ¿revelación?, con una pregunta digna del más lúcido de los sabios: "¿Qué te hace pensar que eres grande, cagón?, ¿no serás "agrandado"?, ¿todavía no te das cuenta o es que te cuesta aceptarlo?". Y termina diciendo: "Grande hay uno solo - U 25*"

Como en realidad no me disgusta el apelativo impuesto a los aliancistas ("cagón"), haré de cuenta que este sujeto, dotado de una suprema inteligencia y sobre todo de una veracidad cuasi periodística que roza con lo divino, hizo esas preguntas y aseveraciones hacia mi persona. Respondo: 

Lo que me hace pensar que Alianza Lima es grande es su IDENTIDAD. En base a una identidad, se han construido los éxitos, las aventuras, los intentos y los fracasos de mi amado club. Los cimientos de todo equipo que se diga "importante" siempre estarán dictados por la identidad, lo cual, a su vez, es lo que genera la simpatía y posteriormente el HINCHAJE hacia el club. Uno no puede ser hincha de sus logros, sino de quien los consiguió, y para eso necesitas IDENTIFICAR a tu club. Entiendo que no sepas de qué estoy hablando, puesto que la "U" carece de identidad. En un principo se alineaban con la burguesía-aristocracia, y ahora dicen ser "populares". Hablan de garra y demás cosas incongruentes, dicen que su identidad es ser "coperos", ganar títulos o finales, de eso son hinchas, o mejor dicho, consumidores de éxito. Pero te ayudaré un poco, la única identidad que podría tener la "U", reside en su razón de ser: nació para frenar a Alianza Lima, por tanto, nació Anti-Alianza, y por tanto, no eres más que un hijo rebelde que no sabe qué hacer con su vida.

¿"Agrandado"?, creo que el agrandado es otro. Alianza, a diferencia de la "U", nació grande, porque formó una identidad y se ganó al amor del pueblo en el proceso. No necesitó ser "ganador", "copero" o tener más títulos, lo único que necesitó fue JUGAR. El pueblo acogió a Alianza, lo IDENTIFICÓ y es por eso que no hay mejor hincha que el blanquiazul (a las pruebas me remito), un hincha que deja todo en la tribuna y está en las buenas y en las malas con sus colores. ¿Sabes lo que es eso no?, no lo creo.

Claro que me di cuenta, hace rato que me di cuenta, ustedes "hinchas" cremas dicen  que  su club es más grande que el nuestro por motivos netamente estadísticos, entonces no entiendo por qué tanta envidia, tanta amargura, tanta mala leche, tanto odio. De lo único que me doy cuenta es de que no tienen más motivos para sentirse orgullosos de su club que los meros "buenos" resultados. Y cuando se acaben (como ya está pasando), ¿dejarán de ser "hinchas"?, ¿abandonarán al club?, es lo más probable.

Y sí, grande hay uno solo, el que junta todos los motivos de grandeza de un club, identidad, hinchas, tradición, historia, influencia, aportes al fútbol peruano y mundial, y por último los 23 títulos ganados todos con justicia y no con leguleyadas, sobornos o chupadas de medias. Y ese grande, sí, es Alianza Lima.

Recomendaciones finales

Al cuadrito le agregaría unos cuantos ítems: 

Al lado del ítem "estadios" y sus respectivas capacidades, pondría la asistencia promedio al menos en los últimos 10 años. Me cuentan qué tal les fue.

Además del ranking histórico nacional, quizás podría interesar cuál de los dos clubes ha ganado más partidos entre sí (clásicos) durante toda la historia. Por ahí enfatizar en las goleadas más bochornosas entre ambos, quizás hablar de las veces que, por miedo, ni siquiera se presentaron en la cancha y por último, resaltar el histórico de goles anotados en esos enfrentamientos, digo, ¿no?, para complementar la información.

También podría agregar la cantidad (y calidad) de jugadores que Alianza exportó al extranjero, durante toda su historia, contra los que exportó la "U". Un amigo alemán me dijo una vez algo que nunca olvidaré: "Para el hincha del Werder Bremen sólo existe un equipo en el Perú, Alianza Lima, porque desde ahí llegó Pizarro". Si nos ponemos a pensar, esa frase tiene mucha lógica. Para la gran mayoría del resto del mundo, lo que suceda en nuestros campeonatos, es decir, quién sea el campeón, subcampeón, descenso, etc.. todo eso NO EXISTE. Sólo se basan en aquellos elementos que, representando a un club de origen, pasean sus virtudes deportivas por el mundo entero, y si es de la mano de un club grande (como un grande Europeo), mejor. De modo que, para los hinchas alemanes y los europeos que admiran el juego de Pizarro, Farfán o Guerrero (por citar tres ejemplos actuales) no hay mejor club que Alianza Lima, y lo sienten así sin tan siquiera echarle un vistazo a las estadísticas. Ese es el peso que genera ser la mayor fuente exportadora de talentos de nuestro país, ya que ha sido así desde que el fútbol empezó a globalizarse. En otras palabras, un jugador exportado y que, además, rinda en una liga extranjera, pesa más que un título, en función al prestigio.

Otro punto en el que se podría profundizar, sería en los ídolos máximos de cada club y su respectiva INFLUENCIA no sólo para el propio club sino también para selecciones peruanas y fútbol peruano en general. Nos daremos con algunas sorpresas, como por ejemplo, que a los ídolos de la "U" sólo los conocen ... sí, los "hinchas" de la "U".

Finalmente, al costadito del "veces en segunda = 0", pondría: Señores de Universitario de Deportes y Sporting Tabaco, hoy club Sporting Cristal, los aficionados peruanos aún seguimos esperando el partido definitorio por el descenso del año 1947. Favor de comunicarse con el doctor Manuel Burga, presidente de la Federación Peruana de Fútbol, para realizar las coordinaciones pertinentes. Caso contrario, los clubes que este año quedarán últimos en el campeonato, SE NEGARÁN ROTUNDAMENTE a jugar un virtual partido extra para definir su permanencia en la primera división. 

Atte, los peruanos NO idiotas.

PD. Sé lo que podrían estar pensando, ¿tanto tiempo de mi vida para responder  a una simple joda?; sucede que no es así. Este cuadro representa la "mala droga" que venden los "hinchas" de la "U" a gente desorientada y desinformada. Representa, además, un pensamiento típico que encierra las supuestas razones de una, insisto, supuesta superioridad de la "U" sobre Alianza, pero que, ya pasado por un proceso de desmitificación, termina dejando a dichos "hinchas" (creadores y difusores de estas mentiras) como unos simples fuleros que siguen en búsqueda de una identidad que, DESDE YA LES DIGO, nunca encontrarán en sus dizque "motivos de grandeza".

Consejo de 'compadre': busquen por otros lados.

domingo, 11 de septiembre de 2011

sábado, 20 de agosto de 2011

Alguna vez fui padre

Confesiones de un "papá emocional"

Hace poco, en el día del padre, recibí un par de saludos vía Facebook. Coincidentemente de dos personas que trabajaron conmigo en el banco, hace ya un año y medio. Recibí los saludos con alegría y obvié explicaciones (solía hacerlo en ese entonces y suelo hacerlo incluso ahora), les agradecí el detalle y seguí con mi día, como si nada hubiera pasado. El año anterior también recibí varios saludos, e incluso un año anterior a ese (2009) hasta me dieron obsequios. Aunque los registros públicos oficiales no sepan que lo soy, pues sí, soy padre. Digamos que, bajo el contexto más emocional posible, hay una bella niña que de vez en cuando (generalmente cuando le conviene, tan linda ella) me dice "papá". Esa bella niña me quiere. Me lo ha probado con muestras de cariño bastante creibles, aún con lo incrédulo y desconfiado que soy con todo ser humano.

Conocí a Luciana cuando ella tenía 3 meses. Entonces era un pequeño marshmallow rosado, con dos rayitas arriba, un puntito al medio y otra rayita abajo. Esa última rayita se abría constantemente para gritar, llorar y llorar sin consuelo, con tal de obtener su más preciado tesoro, escondido en el pezón de su madre. Desde ese momento supe que sería jodida. A su madre la amé desde siempre. Aunque, como suele pasar, después de la relación sentimental, que terminó algo accidentada, ese amor (de pareja) varió y se transformó en un amor humano. Aunque ella no me crea ese cuento (y seguramente ustedes tampoco), ya que es de las personas que piensan que el amor sólo se puede traducir en dos idiomas: en el de familia y en el de pareja. No la culpo. Yo también pensaba así hasta hace poco. Es más. Si leen el post anterior a este, verán que he perdido la fe en el amor social, otro de los idiomas en el que, creo, se traduce el amor como sentimiento general, tan complejo como es y a la vez tan difícil de explicar con meras palabras.

En fin, volvamos a Luciana.

La vi crecer hasta poco más del año de edad. Nunca supe a ciencia cierta si creía ciegamente que yo era su papá, o si en el fondo de su sensitivo ser sabía que sólo pretendía serlo. Algunos amigos afirman lo primero, pocos creen en lo segundo. Yo me inclinaré más por lo segundo, porque, pensándolo bien, no tener tanto uso de razón te hace ver mejor las cosas. Tal es así que los bebés manejan tan bien el instinto, que saben reconocer de inmediato a aquellos seres que le dieron la vida. No descarto, por cierto, que Luciana haya sabido desde su desarrollo fetal, que su padre biológico nunca estuvo presente (con todo el sufrimiento - transmitido por la madre - que eso implica). Por ello, cuando aparecí en su vida, y ella ya tenía tres meses, lo más probable es que ya supiera que yo era una suerte de newcomer, y que quizás lo más recomendable era no darme mucha bola. Ok, olviden mis estupideces. Volvamos a la Tierra.

La primera vez que me dijo "papá", fue un día sábado, cerca de las 7:46 de la mañana. Antes de irme a trabajar, solía pasar un rato junto a ella, echados en la cama, mientras su madre me planchaba la camisa. Ese instante era, naturalmente, muy especial, porque era de los pocos ratos en los que estabamos absolutamente solos los dos. Ella viendo televisión y yo contemplándola, estudiando sus gestos y reacciones. A veces amanecía de muy buen humor, como en ese sábado, y cuando se daba cuenta de que la miraba, esbozaba una sonrisa tibia y alzaba los brazos, como diciendo "ya pues, qué me miras, ¿te debo algo?". Entonces le hacía cosquillas y empezábamos a jugar. Aquel sábado la alcé por un momento, vaya que era difícil, porque era su gordura lo que la hacía más parecida a mí que a cualquiera, incluso a su madre, me miró y lo dijo: "da-dá", primero. Su madre escuchó su balbuceo y, corriendo, se acercó, para ser testigo de una expresión oral aún más clara, acompañada de una inolvidable sonrisa: "pa-pá", dijo, así, incluso con el acento prosódico en la última sílaba. Fue un momento emocionante y que no se repetiría sino en mucho tiempo. Lo mismo que sus sonrisas, puesto que Luciana siempre fue dura de reír - ahora ya no tanto. Por cierto, este episodio se dio mientras ella estaba por cumplir los nueve meses.

Volvamos a adelantarnos en el tiempo. Luciana cumplió un año y lo celebramos con una modesta fiesta en mi casa. Los niños del barrio, primos y otros chiquitos desconocidos (como es típico y afablemente calculable) disfrutaron del show de Horacio, el payaso por excelencia de la familia; con decirles que hizo el show para mi primer año, ya saben, si algún día lo conocen no le pregunten su edad. Las fotos de aquel día delatan que Luciana no la pasó mal, aunque no por eso dejó su pose de "seriecita". Lo que también delatan esas fotos es el compromiso absoluto de toda mi familia en ese plan tan arriesgado que fue el hecho de hacerme padre "emocional" (aunque en ese entonces, además de "emocional" también era papá "financiero"). Seguramente no era lo que esperaban cuando pensaban en mí como alguien que les diera nietos, pero para romper paradigmas, involuntariamente claro, existen los tipos como yo, aunque muchas veces haga el rol de conejillo de indias.

Cuatro meses después de aquella fiesta, mi relación sentimental con su madre llegó a un triste y abrupto final, pero claro, el amor por Luciana siempre fue tema aparte, y no es retórica pura. Dejé de verla varios meses, las cosas se enfriaron y entonces nos reencontramos. Su cabello estaba más largo, ensortijado, y ella iba bajando de peso, denotando con más claridad que no teníamos parentesco alguno, por la principal razón de que cada día se hacía más bella y yo siempre siendo yo. La abracé fuertemente y ella, al principio reacia, poco a poco se iba soltando entre mis brazos, quizás reconociéndome por mi olor. Ya señalaba lo que quería ver o coger con su dedo índice y sus balbuceos de antaño eran ahora palabras simples habladas a medias, pero que se dejaban entender con facilidad. Era más entendible y hasta por momentos parecía que podíamos entablar diálogos. Como se lo comentaba a una buena amiga, para mí es un milagro que los niños aprendan a hablar. Por eso no salgo de mi asombro ante tal consecuencia natural, como hacen algunos que lo resumen todo diciendo: "es normal pues, tiene que aprender a hablar". No sé cómo pueden tomarlo "así", como si vieran niños aprendiendo a hablar todos los días.

Mi relación con su madre se hizo bastante amical (a veces demasiado, diría yo), por lo que de vez en cuando dejaba a Luciana en mi casa mientras ella iba a trabajar o a Sabediosdondelandia. De modo que, paulatinamente, la bella niña que cada día era más bella, tenía cada vez más confianza conmigo.

Así pasó el tiempo y ahora Luciana, bellísima y jodidísima, está próxima a cumplir los tres años de edad. Como dije al principio del post, ahora que tiene más conciencia, me llama "papá" cuando quiere algo, una galleta o un chocolate, o simplemente que le ponga videos de Hi5 o Doki. Generalmente me llama "Rubén", pero el consuelo a eso es que a su madre, generalmente, la llama "Carolina". Han sido dos años y pico de un sinfín de experiencias bellas junto a mi hija "emocional", y aunque sigo obviando explicaciones del tema, espero haber resuelto algunas dudas con este post, al menos para los que seguían creyendo que soy padre biológico, algo que veo aún muy lejano, puesto que este tramo me ha enseñado algo que de hecho les sonará trillado: ser padre es una gran responsabilidad.

En cuanto al futuro de esta relación tan extraña que, dicho sea de paso, sólo exige mi cariño y dedicación, mas no responsabilidades de corte económico (en buen cristiano, no la mantengo como un padre "normal" lo haría), pienso que, a pesar de los miles de riesgos, va por un camino saludable en tanto y en cuanto Luciana sepa, muy pronto y con un mejor manejado uso de la razón, cuál es la realidad del asunto y cuál es el papel que realmente represento en su vida. Eso es algo que ya se ha conversado en varias ocasiones y que espero se pueda llevar a cabo, lógicamente con un adecuado asesoramiento, si es posible, profesional.

Hasta entonces seguiré amando a Luciana como a una hija, porque lo es, es mi hija y eso, señores, no se compra ni con dinero, ni con partentescos consanguíneos.

Extensión del post - extracto de nota escrita en noviembre de 2008

"... seguramente muchos cuestionarán esta decisión, pero la tomé sabiendo que así sería. Soy responsable irrestricto de mis determinaciones, eso me ha hecho hombre, a la mala, pero creo que lo soy. (...) esta oportunidad es una especie de continuación de lo que no pude concretar años antes. (...) sigo lamentando, aunque no me crean, haber perdido a ese bebé, el cual ya tenía incluso nombres, tanto en el caso de ser hombrecito, como mujercita. Lamentablemente no pude cargarlo (a) nunca. En vez de eso, se marchó con todas las ilusiones y desventuras que de seguro nos aguardaban. (...) Ahora es como si hubiera nacido, de otro vientre, con otra forma, de otra madre, y de otro padre ...".

viernes, 12 de agosto de 2011

No creo en el amor, ¿y qué?

No se trata sólo de resentimiento, aunque sea una verdad comprobada que por nuestras venas humanas siempre correrá, junto a la a veces caliente sangre, el sentir del fracaso y la soberbia del triunfo. Podemos sentirnos engañados por el éxito propio y engatusados por el ajeno, pero nada peor que pisar tierra con un fracaso salido de nuestra mente, desbaratando pieza por pieza una ilusión creada exclusivamente en esa cosa gelatinosa y maravillosa a la que llamamos cerebro. Hoy festejo hipócritamente el triunfo ajeno, aunque eso signifique lamentar el fracaso mío. Ya no importa. Y si se trata de sacar conclusiones de momento, como hace la mayoría de la gente, más aún la parte que ostenta integridad en sus decisiones NO SIENDO ASÍ, pues hoy saco mi propia conclusión: no creo en el amor. Punto.

Quien me quiera contradecir tendrá que preparar un argumento muy fuerte, porque el amor como sentimiento social simplemente no existe, ese amor del que hablan las canciones, los poemas, las historias románticas, no es nada sino un cúmulo de sensaciones auto-adheridas, que nos engañan constantemente haciéndonos creer que somos felices, cuando la felicidad siempre se encontrará en otro lado - quizás por eso sea tan difícil hallarla.

Y si por saber esa verdad y difundirla como pueda estoy condenado a la infelicidad, pues así será. Si esa infelicidad implica saber siempre la verdad de las cosas, no dejarse engañar por estúpidos paradigmas y tratar de ver otros caminos para encontrar el tesoro perdido, pues así será. Ya nada importa. El amor no existe. Quizás existan otras cosas similares o aún más poderosas, como por ejemplo lo que mis padres sienten por mí. Ese sentimiento incondicional es algo en lo que sí podría creer, pero, ¿en el amor?, no, ya no.

Sigan como están, ustedes las parejitas, que sean "felices" juntos, que coman perdices, nomás no se atoren. De mí no se preocupen, no creo en esas cosas, tómenlo como algo estilo religión, no creo en sus dioses, no creo en las mujeres, no creo en ti, ni en ti, ni en ti, no creo en sus ideas.

No creo en el amor, ¿y qué?