sábado, 15 de diciembre de 2012

Sensaciones

Hoy le dije a mi viejo lo que pienso de mí mismo: que soy un total fracaso. Casi sin esperanzas, empiezo a pensar en las posibilidades más absurdas de desarrollo. En las cosas que nunca pensé hacer. En los proyectos que dejé caer antes de nacer. En las personas que fui dejando de lado y que hoy me hacen falta. En las personas que me dejaron de lado y que hoy me hacen falta. 

¿A tanto puede llegar mi traicionera mente?, ¿acaso pensar que soy un fracaso evitará que lo sea?, ¿acaso sería un punto de partida para, finalmente, dejar de serlo?, y no me jodan con sus optimismos, ojalá los guarden muy cerca de cada uno, porque quizás en un futuro les puedan servir. A mí ahora no me sirve eso. Lo siento. Soy un malcriado. Así me quieren, ¿no?, ¡no!

¿Dónde quedaron mis virtudes?, ¿a dónde fueron los halagos, las felicitaciones y demás?, ¿dónde quedó ese joven prometedor de mirada nerviosa, irritable cerebro y execrable labia?, la soledad acecha pero más acecha el tiempo, ese tiempo cruel que pasa sin dejar rastros, porque de eso ya nos encargamos nosotros y nuestros errores. La voluntad de afirmar que el mundo puede ser mejor, en base a lo que uno considera que es mejor, ¡cuánta hipocresía!, pero es una hipocresía necesaria. El mundo no funcionaría sin ella. El mundo no funcionaría sin tipos como yo. Perfecto, ahora empiezo a sentirme útil, ¡qué útil es escribir!

¿"Qué útil es escribir"?, ¡válgame Zeus!, a lo que he llegado. ¿Qué debo hacer ahora?, quizás encerrarme un tiempo, no salir a ningún lado y encontrar esas respuestas de las que tanto hablan los "entendidos". Ahora entiendo un poco mejor el sentido de las cosas: 

Aquel que nace para fracasar, no dejará de hacerlo aunque finalmente triunfe.

¡Feliz navidad para todos y que pasen un excelente y despilfarrador año nuevo!, ¡lo merecen, en serio, lo merecen!

Y perdonen que lo diga ahora, siendo 15. Es que no sé si vuelva a escribir por aquí en lo que reste del año. O en lo que reste de la vida. O en lo que reste de lo que sea.

2 comentarios:

  1. La culpa es mía. La sombra de mi desdicha se extiende en vasta distancia y afecta a todos los que durante un momento comparten mi camino. Soy como un cáncer que corrompe todo, como una infección, como el universo expandiéndose hasta su total disolución. ¿Quieres un consejo? No me hagas caso nunca :(

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