La web aguanta todo
Acabo de ver una hilarante y a la vez destructiva película chilena. Hilarante porque me hizo reír al menos 50 minutos de los 90 (aproximadamente) que dura el largometraje. Destructiva porque, al menos en mi caso, hubo momentos en los cuales me vi más "Javier" que nunca. ¿En sus arrebatos obsesivos?, no tanto, pero sí en su manera absurda, casi inocente de complicarse la vida, por el simple hecho de no saber expresar lo que siente.
Si por alguna razón escribo este blog, tiene que ser por la casi incapacidad que tengo para decir las cosas, floridamente, con mi boca. De mi hocico sale veneno disfrazado de lisura, sátira, sorna y por supuesto una buena dosis de ofensa. No es poco usual que mucha gente piense que soy un misántropo porque desde la primera vez que hablaron conmigo dije cosas que no querían escuchar y de la manera en la que no las querían escuchar. Acepto esas acusaciones que me catalogan de "tosco" al momento de hablar, y por eso Javier se convirtió en mi espejo en varios momentos de la película. El otro aspecto que podemos compartir es algo que me resulta alarmante pero que creo tiene que ver mucho con lo que les pasa a todos en algún momento: el hecho de seguir a los que nos rechazan y rechazar a los que nos siguen.
Javier vivía enamorado de su ex, con la cual quería regresar. Sofía ya tenía un nuevo novio y por lo tanto una reconciliación con Javier era imposible. Esa necesidad de tener lo que no se puede, lo que muchos llaman "obsesión", hacía que el joven santiaguino de 29 años (hasta en la edad estamos casi por ahí) no tuviera ojos para otras personas a quienes les importaba su bienestar, incluyendo a su mejor amiga, la simpática Ángela, quien era por lo general su paño de lágrimas y su consuelo eterno cuando de rescates emocionales se trataba.
Es increíble lo injusto que es todo esto de las relaciones. Quien realmente quiere estar contigo sufre los embates de tu indeferencia, mientras que tú prefieres ir por la persona que es indiferente contigo. A su vez, aquella persona podría estar también dejando de lado a otras personas que están interesadas en tenerla como compañero (a). Insisto, ¡QUÉ INJUSTO!, no digo que tengamos que estar con todas las personas que por lo menos insinúen cierto interés hacia nosotros, pero cortar esa cadena obsesiva no sería un mal comienzo.
Otro de los aspectos que más interesantes del film, es la manera cómo se reflejan las relaciones de hoy, bien complementadas o quizás mal guiadas por las redes sociales, llámese Facebook o Twitter. Ahora es más difícil acabar una relación, porque tienes que darte el trabajo de sacar todas las fotos que colgaste en la web, en las cuales salías de la mano, dándote besos, en algún viaje o aniversario. También tendrás que pensar en cambiar ese horroroso cliché que, con instinto casi asesino, las redes sociales te invitan a publicar: "Estado sentimental". Nos dan varias opciones, soltero, con relación abierta, "es complicado" (¿¿es complicado??, ¿qué diablos querrá decir eso?, pero he visto que mucha gente lo pone), en una relación, casado, divorciado, separado y hasta "viudo". Justamente Javier dio click en esa última opción cuando trató de decirle a todo el mundo que ya había terminado con Sofía, y créanme que fue el momento más "freak" de la pela; no tanto porque me dio risa, sino que hasta me asustó, al darme cuenta de que ahora todos podemos hacer lo que queramos en la web, decir que somos lo que no somos y ocultar lo que realmente somos por simples conveniencias ególatras. Y creo que esa vendría ser la palabra que define todo: egolatría.
Las redes sociales existen porque somos ególatras, todos lo somos, en variables medidas, obviamente, pero no me van a negar que siempre estamos pendientes de los comentarios sobre tal o cual foto, sobre tal o cual publicación, videíto colgado, cancioncita dedicada o cosas así. Los creadores de las redes sociales notaron esa necesidad de los seres (mayormente) citadinos de hurgar las vidas de los demás. Entonces a alguien se le prendió el foquito: ¿hurgarías en la vida de un extraño con la condición de que tu vida también pueda ser hurgada?, creo que ya tienen la respuesta. Millones de millones de personas usan Facebook, Twitter y Hi5 (que aunque esté pasando de moda no deja de tener gran cantidad de usuarios). Y volviendo a "Qué pena tu vida", cuando a Javier se le ocurrió expresar su soltería en las redes sociales, recurrió al estado de "viudo" y empezó una loca búsqueda de placer sexual, en la cual se topó con diversas situaciones bastante cotidianas, con las que muchos podríamos sentirnos identificados. ¿Conclusión?, si quieres hacer algo, hazlo y no te preocupes en demostrarlo. De esa manera, si es que no te liga, nadie se dará cuenta y pasarás desapercibido. Pero con esto de las redes sociales, ¿alguien puede?, si ahora un simple "tag" puede acabar con tu "buena imagen" de niño santo, hacer que pierdas empleos o hasta deshacer matrimonios. De verdad está para pensarlo.
Hace poco tiempo una amiga me hizo una crítica con su mejor intención. Para no hacerla tan larga, lo resumiré de la siguiente manera: me dijo que ve demasiado fanatismo en mi Facebook, sea por Alianza Lima, por los Animes o por esas cosas, pero mayoritariamente la blanquiazul es la que ocupa siempre mis primeras planas. Me dijo, además, que eso deja entrever que soy un fanático loco, de esos que son capaces de pegarle a un hincha de cualquier otro equipo, en especial de la "U". Y por lo tanto hasta sentía cierto temor de que en realidad no sea más que un pandillero de red social, o como se les llama ahora, "maleantes de Facebook". Cuando me dijo eso, por un lado me sentí preocupado, pero al poco rato me sentí aliviado. Yo sé muy bien lo que soy y suponía que ella también lo sabía, total, pensaba que para ser su amigo necesitaba pasar ciertas pruebas que ya había pasado. Tranquilamente pude haberle dicho que cada quien hace con su Facebook lo que quiere, pero no se trata de algo tan sencillo. Ya tenemos un muy buen tiempo de amistad, claro, tampoco es que seamos casi hermanos, pero creo que esas primeras pruebas (las intrínsecas, las de comprobar si una persona es cuerda o maleada antes de entablar una amistad) ya las pasamos hace rato. Por eso me sorprendió su crítica. Y aquí enlazo el tema. Para mí una red social no debería decir quién realmente eres. Y por supuesto tampoco debería creerse todo lo que se ve. Yo soy muy hincha de Alianza, pero no es lo único que soy. Hay más que eso en mí, supongo, y no verlo por una red social no implica que no exista.
Ahora, gracias a la internet, podemos ser lo que queramos, sin dar explicaciones, simplemente porque así lo decimos y punto. Podemos poner nuestras mejores fotos, aquellas que no dejan ver nuestros más odiosos defectos físicos, o aquellas en las que no salimos comprometidos con alguna indeseable persona (por último, hasta existe el Photoshop). Podemos poner que nuestra ocupación es ser Astrofísico de la NASA, sin necesidad de mostrar un documento que lo compruebe. Hasta podemos publicar una relación con alguien que quizás no exista. Si antes era "el papel", creo que la frase debería cambiar a "la web aguanta todo". La única salvación, quizás, sea ver a las redes sociales como una simple distracción, como un juego de roles en los que un día podemos ser "los buenos" y otros, "los malos". Si empezamos a pensar que la red social es nuestra vida, quizás podamos acabar como Javier y sus locuras.
Y quizás alguien nos pueda decir, con todo el dolor que eso implica: "Qué pena tu vida".
Eso es lo bueno de los blogs,que te permiten ser quien quieras ser,por eso hay que andarse desconfiado.Y otra cosa,las redes sociales tienen tanto exito por puro exibicionismo(o egolatria,pero prefiero llamarlo exibicionismo)Esa es la misma razón(el exibicionismo)por la que la gente escucha música a todo volumen,lleva camisetas de su equipo de fútbol,de su grupo favorito,o de su revolucionario favorito(alusión al Che)...sólo que las redes lo han exagerado y magnificado todo muchisimo,por eso tienen tanto exito.
ResponderEliminarExacto, el exhibicionismo vendría a ser una consecuencia de nuestra natural egolatría. Pero permíteme defender a los blogs, al menos los que no están llenos de fotos del autor xD, creo que son más sinceros o, en su defecto, menos nocivos que las redes sociales. Por cierto, tu último artículo está de lujo.
ResponderEliminarGracias,está bien escuchar cosas asi de vez en cuando.No tengo nada en contra de los blogs,yo también los defiendo;y aunque uso facebook y otras redes sociales éstas si son puro exibicionismo,pero no soy tan hipocrita como para negar que no sea igual que el resto.A la gente le cuesta no-existir,y si no estás en Facebook es casi como si no existieras.
ResponderEliminarRecién acabo de analizar tu respuesta. ¿Me parece o me llamaste "hipócrita"?, esto te costará, más vale que nunca nos conozcamos personalmente, porque te debo muchos puñetazos. Y creo que tú también a mí. Sería interesante, ahora que lo pienso.
Eliminar