domingo, 30 de enero de 2011

Conocer a alguien

Yo no buscaba a nadie (lo juro) ...

Eran casi media noche en un bar miraflorino. Entonces la vi. Bailaba como los dioses. Me la presentaron al poco rato y tras un rato más la saqué a bailar. Si les digo que me miraba mentiría. No fue así, aunque muchos se crean con esa virtud de detectar miradas femeninas. Yo para eso soy un gil consumado, entonces prefiero empeñarme en creer que no me miran y que esto de conocer chicas es una lucha constante contra miles de cosas. Al bailar empezamos a conversar. Ya le habían dicho que soy "cantante" (resalten las comillas por favor). Yo le dije que más me considero escribidor que cantante, pero que me defiendo en un karaoke. Luego le dije que es bellísima.

Ella se sonrojó (o al menos eso quiero creer, porque la luz era muy tenue y su piel muy morena) y me dijo "gracias". Yo le dije que soy muy sincero, ¿será eso verdad?, yo creo que sí, porque de verdad es bella y porque de verdad no sé bailar. Cuando le dije que era un tronco me respondió con un - "mentiroso" - que me puso en una situación más que embarazosa. ¿Acaso pensaba que estaba bailando bien?, es que soy tan conchudo que a veces olvido que no llevo más ritmo que un metalero. La canción pedía que ella se volteara y me hiciera movimientos candentes. La verdad yo prefería verla a los ojos y tratar de descubrir si se trataba de "OTRA" chica más que podría pasar por mi vida o si quizás podría sentirme ligado a ella de manera prolongada.

Cuando acabó la canción ella se sentó muy lejos de mí. Clara señal de que nuestra relación no tendría que pasar de esa jocosa charla en la pista de baile. Como ya aprendí (con latigazos de la vida) a aceptar un rechazo elegante, seguí tratando de divertirme junto a los demás. Unos amigos me esperaban en Barranco. Tenía que partir. "Chau amiga", le dije y me largué, con la idea de que no la volvería a ver por lo menos en mucho tiempo.

Meses después vuelvo a verla. Me entero de cosas. La veo bailando como los dioses. Me quedo, como me enseñó Fito, "quieto con el trago en la mano, en un rincón". Esperando alguna señal para volver a llevarla a la pista de baile, que en realidad era la sala de un amigo en común. Me sigo enterando de cosas y decido decirle más verdades. La saco a bailar y empezamos a conversar. La luz de esa sala era menos tenue que la del bar miraflorino, de modo que pude ver mejor sus hermosos ojos. Tiene tanto en la mirada, la verdad no sé qué es, o quizás sea un invento mío para seguir haciendo de esta sencilla chica una verdadera musa. La musa que necesitaba. Finalmente, tras varios intentos fallidos, le dije que quería conocerla. Que quería saber más de ella. La respuesta es una incógnita que hasta ahora no puedo resolver. Un "sí" disfrazado de "no", o tal vez a la inversa. No lo sé. Pero ya tengo su teléfono, ¿no es eso lo que todos dan como "primer paso" para conocer a alguien?

El fin de semana pasado cumplí 28 años, la gravedad ya hace algunos efectos en mí y a veces siento que el pelo se me cae más frecuentemente; sin embargo en este tema de conocer personas siempre seré un inexperto. Es más fácil cuando sabes a qué va la otra persona, y más fácil aún cuando sabes que será muy efímero. Pero paradójicamente el deseo de conocer lo eterno produce un temor inevitable.

¿Será eterna la chica que baila como los dioses?, o quizás sólo estoy exagerando. Como siempre.

martes, 4 de enero de 2011

Mañana bendita

Dicen que al que madruga ...

Reviso mi desgastado celular hasta llegar a la lista de llamadas entrantes y entonces veo las 3 estrellas que han alumbrado esta mañana. Tres llamadas que hicieron que inicie mi mejor mañana de este nuevo año que de verdad promete. Veremos si cumple.

Llamada 1: Empleo

Finalmente alguien se acordó de que PUEDO chambear. La semana pasada estuve casi dos horas en una empresa consultora, rindiendo diversas pruebas para luego ir a la entrevista personal. Después de todo el bolondrón de transición de año, recibí esta mañana una nueva llamada. Si bien es cierto no me dijeron que "ya estaba", me preguntaron por algunas referencias, obviamente tuve mucho cuidado al darlas, porque por ahí no falta un distraido que ni siquiera se acuerde de mi nombre. En fin, veremos qué sale. Pero de que me alegró, sí... me alegró y mucho.

Llamada 2: Adorable complicación a la vista

Recuerdo claramente ese día de inicios de Diciembre, cuando conocí a una adorable chica cuya vida ha pasado por diversos estrépitos, haciendo de ella una inacabable fuente de experiencias. Esa noche no acabó en nada chabacano, más bien me sorprendió que nos respetáramos tanto a pesar de que tranquilamente pudimos hacer cualquier cosa sin dar explicaciones a nadie. Me dijo esa noche que tiene mucha experiencia en chicos pero que no había conocido a alguien como yo. Tardé varias horas en darme cuenta de que fue un halago. Finalmente, se fue, y aunque tratamos de mantener una comunicación virtual, es algo difícil coincidir siempre en el MSN o el FB. Uno de los mini-proyectos de este 2011 que recién empieza, era olvidarla, sacarla por completo de esa memoria de corto plazo que siempre me falla, para convertirse en largo plazo. Sé que es una bandida de aquellas, pero quién no lo ha sido. Hoy me llamó y me dijo que no me ha olvidado. Que pronto pasará por aquí para "escaparnos". No tenía porqué hacerlo. ¿Qué estará fallando?, bueno, la idea es que una bella muchachita me llamó de sorpresa y que eso siempre hay que agradecerlo.

Llamada 3: Hincha inmerecido

- ¿Aló?
- ¿Aló, Rubén?
- Sí, él habla, ¿de parte de quién?
- Hola, hermano, soy yo, Orlando, ¿te acuerdas?, el del vicio.
- (5 segundos después) ¡Hola Orlando!, ¿qué ha sido de tu vida?
- ¿Qué tal brother?, bien, todo tranqui, sólo llamaba a desearte un feliz año y para decirte que siempre le hablo de ti a mis amigos y a mi hijto de 4 años.
- (¿Tenía hijo?, ahora que lo pienso no recuerdo ni su cara) ¿Ah sí?, qué bueno, gracias.
- Claro, nunca conocí a una persona que jugara videojuegos con esa pasión con la que tú jugabas. Te sabías todos los trucos porque tú los descubrías. Y recuerdo clarito cuando te acabaste el Final Fantasy VII y lloraste delante de todos, nunca había visto algo igual.
- ¡Ja,ja! (sonrojado a mil), no recordaba eso, ¿en serio lloré?, ¿qué edad tenía?
- Ambos teníamos 15 años. Por cierto, ha pasado tiempo pero, ¿aún tienes esa "libretita"?
- ¿"Libretita"?
- Sí, me acuerdo que todos en silencio nos moríamos por tener esa "libretita" en la que hacías tus apuntes sobre los juegos que jugabas, trucos, observaciones, fallas, etc. En ese entonces creíamos que se trataba de una especie de tesoro que nunca dejarías que otro tuviera.
- ¡Asu!, pucha, lamento decepcionarte pero es que no me acuerdo dónde está. Ya son casi 13 años.
- Ja, ja, lo imaginaba, debes haber estado en muchas cosas, pero espero que no hayas dejado de jugar.
- Eso nunca.
- Qué bueno, brother, bueno te dejo, porque tengo que seguir chambeando, un abrazo y saludos a tu family.
- Gracias (¿debo mandarle saludos a la suya también?), que tengas un feliz año. Gracias por llamar.
- De nada, maestro.
- Nos vemos.
- ...
- Oye, verdad, ¿cómo conseguiste mi número?

Ya había colgado y estoy tan misio que no tenía saldo para devolverle la llamada. Creo que el que me conozca lo mínimo sabrá cuál de las tres llamadas me alegró más.

La verdad, hoy me siento el rey del mundo.

Un rey del mundo que busca desesperadamente esa "libretita".