jueves, 23 de diciembre de 2010

Sólo amor

Con dinero o sin dinero ...

No hay Papá Noel que me consuele, cuando miro mis bolsillos y concluyo que esta será la navidad más misia de mi vida. Y no sólo existe ese roche natural de no poderle obsequiar nada a nadie, sino que además, al no contar con una chamba de beneficios adheridos, no recibiré canasta navideña, ni pavo de 8 kilos, ni panetón, ni ... ni... ¡NADA!, o sea, roche absoluto, sí señor, como en los viejos tiempos. Sin embargo, hay una contraparte. Este año en particular ha sido muy beneficioso en mi vida social. Ha sido movido en cuanto a experiencias memorables, empezando con la campaña de mi amado Alianza Lima en la Libertadores, el viaje a Pozuzo (el cual parece haber sido ayer), visitas seguidas a bares que desconocía, siempre en la compañía de mis entrañables amigos (no me cansaré de agradecerles). La familia disminuyó a principios de año, cuando mi abuelo se fue a tomar vino con los santos (o eso creo, je, mentira Paco), pero aumentó un par de meses después, con el nacimiento de Valeria, mi hermosa sobrina. Mis viejos, recontra chochos, aunque no sé si tanto como yo (de hecho ellos lo demuestran más), a ellos también les debo agradecer el haberme apoyado con mis pequeños gustitos y por supuesto con una manutención que debe ser muy costosa, a sabiendas de mis cuatro estómagos.

Artísticamente también ha sido un buen año, les adelanto que estoy exactamente en la página 45 de mi segunda novela no publicada (y con miras a nunca publicarse, JA, a no ser que un mecenas se apiade de mi intalento). No adelanto más porque aún tengo la esperanza de algún día "dar a luz" esos libros, en los cuales podrán deleitarse y/o aburrirse con mis disparates. Además de eso, en la música tuve mis 15 minutos de fama cuando volví a presentarme en el Satchmo ante un público realmente comprometido, lo cual no me canso de resaltar y por supuesto agradecer. Y a los que no fueron por diversas razones y me dieron sus mensajes de apoyo pues, también les agradezco, a los que ni se inmutaron, también, porque me enseña que ese camino va a ser recontra yuca, espero poder seguirlo.

En el amor, no puedo quejarme, tengo el amor de mi familia, de amigos y personas que, por más que pasen y pasen cosas, no dejan de llamar a preguntar cómo estoy o a invitarme un sanguchón para pasar el rato. Se confirmó también que tengo una hija hermosa, con la cual experimento mis momentos más sublimes. Y aunque sigo soltero (y quizás por mucho tiempo más), no he dejado de recibir amor este año y, para variar, lo agradezco de todo corazón.

Antes de terminar este corto post, quiero disculparme con mis viejos y familiares con quienes compartiré la famosa cena navideña: discúlpenme, de verdad, por no poderles dar ni siquiera un Todinito. Y agradecer (qué bárbaro para dar gracias) a todos los que confiaron en mí y me apoyaron económicamente (sí pues, hay que decirlo) en diversas cosas, sea mero esparcimiento, salud u otras tonterías. El Bencho no olvida favores, lo juro.

Les deseo una feliz navidad y que el año 2011 sea mejor para todos.

Ah, y que Susana Villarán haga una buena tarea como alcaldesa.
Y que el (la) presidente (a) que el pueblo elegirá, sea simplemente el (la) mejor para el puesto.
Y que se vaya Burga.
Y que consiga chamba.
Y que siga teniendo la suerte que he tenido este año, porque al final, se diga lo que se diga, creo que una vez más me salí con la mía.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Los códigos no escritos de los hombres

Lo siento, Moises, alguien tenía que escribirlos, ¿no?

No están reglamentados, oleados, mucho menos sacramentados. Ninguna entidad de fuerza social los defiende, ningún abogado ganará un juicio apelando con ellos, pero existen, están ahí, circundando la vida, y de vez en cuando inclinando la balanza hacia alguna decisión importante. Son los códigos no escritos que los hombres debemos tener en cuenta. En realidad una persona con cierto nivel de honor (lo que no tiene nada que ver con la condición social, cultural o económica) sabe perfectamente de la existencia de estos edictos no considerados por nuestra dizque evolución, pero que resultan importantes a la hora de evaluar a alguien, sea como amigo, socio, consejero, etc.

Escribo esto porque ya son varias las veces en las que me he topado con gente que no respeta algunos de estos códigos y, valgan verdades, en algún momento yo tampoco los cumplí; sin embargo escribirlos refuerza la idea y de hecho para quienes lo lean las cosas también se harán más didácticas. O al menos eso espero:

Para con los patas (amigos):

1.- Apoyarás a tu pata hasta que sientas que te agarra de huevón (por ejemplo cuando te invita a salir para que tú pagues todo - ¡ampay, me salvo!).
2.- Defenderás a tu pata hasta que la situación se vuelva insostenible (no hay peor ciego que el que no quiere entender).
3.- No hablarás de tu pata a sus espaldas (creo que esto lo incumplimos casi todos).
4.- La hermana de tu pata ES HOMBRE (esto se incumple a menudo, ¿quién manda a las hermanas ser siempre tan atractivas?)
5.- La flaca de tu pata también ES HOMBRE (vale mirar pero no afanar).
6.- Si quieres afanarte a la ex-flaca de tu pata deberás esperar un tiempo prudencial (un año aproximadamente) después de la fecha exacta de terminada la relación o, mejor aún, de saber que el mencionado amigo ya no quiere nada con ella (¿complicado?).

Para con los hombres en general:

1.- Todo hombre es respetable desde su condición de ser hombre y poder pasar las mismas pelotudeces que tú (esto va sobretodo para los racistas).
2.- Salvo en un estadio, cualquier diferencia en cuanto a creencias o condición será sencillamente anecdótica (lo siento cremas, ustedes empezaron).
3.- Al igual que con tus patas, la flaca de un hombre "X" también ES HOMBRE (o, ¿te gustaría que se afanen a tu flaca?).
4.- Si un hombre "X" tiene una hija guapísima se deberá observar pero con respeto, recuerda, algún día podrías estar en su lugar (más si somos chancleteros).

En pichangas o campeonatos (partidos de fulbito o fútbol, de corte amistoso):

1.- El organizador de una pichanga deberá llamar a todos y cada uno de los que puedan jugar sin diferenciar talentos o demás condiciones extra-amicales (por eso siempre recibo una llamada cada fin de semana, aunque sepan que sólo harán hígado conmigo).
2.- El sentido de la pichanga es la unión, no la desunión, de modo que las burlas, jodas, etc. deben ser medidas y mesuradas, con el fin de evitar herir susceptibilidades que empañen el objetivo final del evento (esto quiere decir, jode con respeto).
3.- En el caso de que el partido sea friccionado, se debe recordar que el rival es un simil tuyo, o incluso una persona con mayores necesidades y que merece el mismo respeto que tú, por lo tanto NO LESIONES, anda siempre a la pelota y con fuerza medida, para evitar terribles consecuencias (se dice que es un deporte "para machos", pero cuando alguien se lesiona llora como un bebé, lógico, hay que tener cuidado).
4.- Considerando la situación económica del momento, la persona que menos aportó al espectáculo o que más errores cometió durante el evento, deberá poner las primeras tres cervezas después del partido (¿esto me convendrá?, creo que me salva lo económico).

Durante las chupetas (reuniones alcohólicas):

1.- Se deberá tomar lo que decida la mayoría, a menos que alguno (por haber cobrado algún tipo de bono económico, sea gratificación, CTS o utilidades) decida invitar un trago diferente para toda la mancha.
2.- No hay momento de mayor plenitud para la sinceridad que una chupeta, aprovecha entonces para confesar lo más inconfesable, ya que lo más probable es que nadie se acuerde de nada al día siguiente
3.- Las peleas, discusiones o conatos de bronca que se den en una chupeta, quedan única y exclusivamente en aquel lugar, con el riesgo de ser recordada como una simple anécdota u olvidada por deficiencia en las sinapsis posteriores. No se extenderá el pugilato a mayores latitudes o tiempos.
4.- Si un amigo está misio (es decir, sin dinero) la mancha se hará cargo, sin esperar a que ese amigo recompense inmediatamente ese favor de alguna u otra manera. Recuerden que el mundo da vueltas.
5.- Aquel amigo que alguna vez fue socorrido económicamente deberá recordar ese momento como la deuda más importante de su vida, de modo que, apenas se pueda compensar o incluso superar lo recibido, esto se concrete generando dos cosas: cumplimiento (lo que demuestra una amistad recíproca y bella) y, por supuesto, más chupetas.
6.- El amigo que esté mejor posicionado sobre la gravedad de la tierra (en buen cristiano, el que mejor parado queda cuando peor los demás están) deberá encargarse de dejar a todos y cada uno en sus respectivos hogares, a no ser que dichos recintos queden demasiado distantes, para ello se deberá recurrir al amigo más parado después del más parado, o en su defecto al teléfono celular para mantenerse informado de lo ocurrido con sus alcoholizados compañeros, camino a casa.
7.- Es deber y obligación de aquel amigo "más parado", el informar, al día siguiente y a todos los demás, sobre los acontecimientos, sean bochornosos o gloriosos, que se han protagonizado durante la chupeta inmediatamente anterior. Ya que, por esas cosas del cerebro, a veces nadie se acuerda de lo que pasó "ayer".

La pregunta es, ¿cumplimos con todos los códigos no escritos?, cada uno tendrá su respuesta. Como reflexión final, recuerden lo que decía mi primo Orson: "amigo es quien puede ayudarte a ver más linda la vida ..." y bla, bla, porque no me acuerdo más, pero la idea es esa. Un abrazo.