miércoles, 14 de mayo de 2008

Las fiestas de las manos vacías


De cronopios, roches y famas.

Fiestas, reuniones, juergas, congregaciones; como quieran llamarlas; siempre este tipo de demostración afectiva masiva tiene un significado especial. Queda impregne en tu vida la primera vez que fuiste a algún local oscuro, o alguna desaprendida vivienda, disfrazándote de “chico (a) chévere”, haciéndote el (la) valiente tomando más de una botella de cerveza, vino, ron, o lo que sea que te den; para luego cerrar el show con broche de oro reluciendo un horripilante roche delante de todos tus amigos y extra desconocidos, quienes aprovecharán al máximo la oportunidad de reírse de ti, porque saben que en algún momento también les tocará ser los burlados. Es todo tan sencillo y a la vez complejo. Psicológicamente hablando, lo seres humanos deberíamos de rechazar toda oferta de fiesta que podamos recibir. Es todo un riesgo asistir a cualquier guateque que haya por ahí. Así sean cumpleaños, despedidas de soltero, fiestas de promoción, quinceañeros, celebraciones empresariales, o el ya clásico “por las huevas”. Siempre hay riesgos de cometer torpezas, de hacer cosas que no queremos hacer. Ejemplos hay muchos. Los agarres pre-arrepentimiento son sólo una prueba de las cosas que puedes hacer sin pensar en el futuro cercano; las broncas, los escapes verbales, los chismes mal habidos, las tertulias disparatadas, el raje constante, el insulto puntiagudo, todo junto en un solo momento.

Las asambleas festivas siempre traen como consecuencia cambios de conceptos; por ejemplo, el que tú pensabas que era el más sano de los sanos termina siendo un experto en el consumo desmedido de ron, el que tú pensabas que era el más pendejo terminó siendo el más pollo; el que catalogabas como el más bronquero acaba siendo el más marica, el que tú considerabas tu maestro termina tirado en tus espaldas mientras lo llevas a casa, la chica que te gustaba acaba vomitando sobre la mesa del bar; el profesor de economía termina siendo tu pata de chupetas; y así, un inconmensurable número de sorpresas que adornan de manera extraña y misteriosa todo el sub mundo que las reuniones encierran. Como seres sociales que somos lo más común es que busquemos, sea conciente o subconscientemente, alguna manera de juntarnos con otros de nuestra misma especie; compartir experiencias, intercambiar ideas o cualquier beneficio que se pueda dar en estos casos. Pero no siempre obtenemos beneficios, es más, siendo un poco más pesimista, diría que las reuniones sociales entregan muchos más perjuicios.

Si lo vemos desde el punto de vista de la salubridad, el trago, la comida grasosa, los cigarros y su humo, y la música a alto volumen, afectan severamente nuestro sistema corporal. De pronto nos vemos al día siguiente con fuertes dolores de cabeza, con punzantes golpes internos en el estómago, o con un cansancio muscular que no te permite ni moverte. Y por último, prendes tu radio con la esperanza de entretenerte mientras te siembras en tu cama, y te das con la sorpresa de que no oyes bien, y comienza a sonar el “tiiiiiiiiiii” en las profundidades de tus orejas: te acabas de acordar que te sentaste en el mueble que estaba al costadito del inmenso parlante que tu pata lucía con vanidad. Toda una calamidad. Por ende, un doctor recomendaría sin asco alguno dejar de ir a fiestas.

Desde el punto de vista monetario la situación es crítica. Los limeños gastamos, en promedio, 300 soles mensuales sólo en diversiones alcohólicas y fiesteras. ¡300 SOLES!, sólo en demostrar tu calidad de buen amigo y no faltar a las reuniones universitarias, sólo en querer quedar bien con tus familiares y no faltar al cumpleaños de un desconocido primo o tío. Sólo en querer quedar bien con tus jefes y gerentes, sobarles la franela un rato y tratar de asegurarte un puesto que de seguro te será difícil mantener. Toda esa gracia nos cuesta 300 soles mensuales… todo ese pandemonio social, nos saca prácticamente lo que muchos ganan como sueldo.

Desde el punto de vista social, una fiesta no nos hace más ni menos importantes. Recordemos que las personas que asisten a las fiestas, por lo general, asisten también a muchas otras. Así que si tienes la esperanza de que recuerden por siempre el esfuerzo que hiciste, ya sea en asistir, o en organizarla, pues estás muy equivocado. Esas personitas a las cuales, subliminalmente, queremos complacer, y a las cuales como grupo llamamos “círculo social” se olvidarán pronto de tu fiestecilla, de tu asistencia, de la camisa nueva que te compraste (si es que la notaron), de que bailas bien o mal, de que eres gracioso haciendo bromas, de que sabes tomar, de que no sabes tomar, de que sabes de vinos, de que te compraste una colección de discos sólo para que ellos disfruten, en fin, se olvidarán de todo. Porque sus memorias reemplazarán lo que vieron en tu reunión por otros acontecimientos nuevos que de seguro vivirán el fin de semana siguiente. A lo mucho los comentarios y concepciones se extenderán unos cuantos días, ¿y tú?, sí, sigues pensando que esas personas se quedaron encantadas con tu presencia. ¡Bah!.

Finalmente, desde el punto de vista amoroso, muchos tienen la desacertada idea de que una fiesta nos permite presentarnos ante la comunidad femenina como los nuevos galanes de la ronda. Como aquellos que saben divertirse y vivir la vida como se debe, y que son capaces, con sus artes parranderas, de llevarlas al cielo y hacerlas sentir como princesas. De repente nos vemos bailando de una forma por demás vistosa, haciendo maromas y pasos recién aprendidos con tal de, si quiera, arrancar una sonrisa de esos carnosos labios que tanto te impresionaron. Para variar, te das contra la pared, al ver que aquella chica que pensabas conquistar con tus piruetas terminó agarrando con el más desaliñado y desabrido de la fiesta. Sí, el flaco que nunca se movió de la pared donde se quedó recostado toda la noche mientras empinaba el codo. Entonces te das cuenta de que tus tonterías fueron en vano, y de que ir a una fiesta no significa, para nada, en absoluto, triunfar en el plano del amor, ni siquiera para que las chicas te apunten en su lista de posibles candidatos.

Entonces, después de todo esto… ¿Para qué nos sirve asistir a fiestas?, muchos le atribuyen ese gusto a la diversión que se siente al bailar, a dejarse embaucar por el poder del trago, o al simple amor al deporte social más seguido de toda la historia: el hueveo. Lo único cierto es que, de a pocos, me he ido dando cuenta de las fiestas no tienen la utilidad que alguna vez les concedí. Que cada vez me sirven menos para llegar a una lejana plenitud. Pero a la vez, me voy dando cuenta de que, socialmente, las fiestas simplemente tienen una función: decirles a todos que existes. No le encuentro otro sentido. Como por ejemplo, hace unos meses, cuando tuve una fiesta de año nuevo organizada por mi división bancaria (por la cual pagué la nada despreciable suma de 50 soles). Asistí a esa reunión por la simple razón de que hay gerentes y jefes que aún no me conocían. No sabían quién era. A lo mucho vieron mi nombre en algún e-mail que mandé inocentemente, pidiendo quizás alguna que otra información para continuar mi trabajo. Pero no sabían, en contexto entero, quién era Marcos Rubén Ravelo Ruljancic. Gracias a esa fiesta pude compartir con ellos algunos momentos gratos. Sin embargo, una vez en mi hogar, mientras me iba quedando dormido, sentí una vez más esa sensación de tener las manos vacías; esa que sólo te da cuando sabes en el fondo de tu ser que hiciste algo por demás improductivo.

Lo único rescatable y fuera de lo normal, es que un tal Jorge Flores Espinoza sabe ahora que hay un gordito bonachón y ansioso por ocupar algún día su puesto (uno más en la lista, ¿no, Jorge?). Él y sus poderosos amigotes ya saben que existo.

Ahora ya tienen la idea más clara de quién soy, al menos (eso espero) se acordarán de mi cara de pavo cuando lean mi apellido en algún otro e-mail.

3 comentarios:

  1. Bien ahi con el comentario del profe de economia..jajajaja me hizo cagar de risa

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  2. A LOS TIEMPOSS! Lindo tu blog ya te hacias extrañar, slds desde Bogota

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  3. tio, tienes q postear mas seguido ah

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