jueves, 28 de enero de 2010

Rumbo a los 30



Disculpas, no disculpas y agradecimientos

La base 3 era para mí, hasta hace unos años, un escollo lejano que tardaría mucho en alcanzar y superar. Hoy puedo decir a viva voz que el tiempo pasa más rápido que un guepardo, siendo nosotros, sus ignorantes víctimas, los que tendremos que sufrir y experimentar sus más crudas consecuencias.

Cuando me miro al espejo ya no veo al naciente hombre con regordeta cara infantil, sino más bien a un acabado y despanzurrado producto de una sociedad estresante e implacable, donde quien no se mata no vive, donde nada está más prohibido que prohibir y donde no queda otra cosa que denigrarnos hasta lo más profundo por el simple fin de cada uno, sobrevivir. De esta manera observo mi barba sucia, aquella que tanto me truncan en mi trabajo, luego veo mis ojos, quizás unos 2 centímetros más debajo de lo que estaban hace unos 5 años, con bordes morados, producto de algunos golpes, malas noches obligadas y voluntarias. Luego veo mi cuerpo, visiblemente afectado por las leyes gravitatorias, tal vez más curtido que nunca, pero siempre turgente. Mis brazos quemados, y mis piernas adoloridas. Mis pies quebrados y resquebrajados. Mis ropas, viejas, a mi estilo, pero viejas. A esto le sumo los anteojos y el cabello indeciso, y no se qué podría parecer. Tantas cosas pasaron por mi vida, tantas cosas terminaron de sepultar recuerdos antiguos, para luego sacarlos con simples recuerdos nuevos, tan similares. Señores, simplemente, me acerco a los 30.

No es que sea el fin del mundo, socialmente se le sigue llamando joven hasta a hombres de 40 y pico. Sino recuerden cuando hay algún fallecimiento repentino y el pregón de las tías: “¿45?, ay, joven todavía”, es decir, uno no tendría que sentirse viejo hasta que ya la gente empiece a pensar que te estás jugando los descuentos (mejor no digo nada porque pronto escribiré mi vida a los 50, el tiempo pasa volando).

De cualquier manera nunca es tarde para celebrar un sueño cumplido, digo esto no porque mis sueños tarden en cumplirse, por el contrario, soy como un adicto a ellos, he cumplido gran parte de mis sueños, sobre todo los últimos años; aún faltan muchos por cumplir pero eso sé que llegará con el tiempo. Sé que quizás esto tendría que ir en otro post, pero hago uso de mi monopolio y les comento: ¿han visto el nuevo spot publicitario de Frecuencia Latina?, tiene varias historias, todas señalan al mismo horizonte. Si no lo han visto les recomiendo que lo hagan, hacía tiempo que no veía un spot tan elaborado e inteligente a expensas de otros notoriamente más huecos y comerciales.

Pero volviendo al post:

El sábado pasado cumplí 27 años; como ya es clásico mis mejores amigos (con sus respectivas ausencias) llegaron a mi casa a hacerme divina compañía, me emborraché, una vez más, quizás más rápido que otras veces.

Pido Disculpas:

Grité como siempre cuando me emborracho y pido disculpas si es que a alguien ahuyenté con mi dizque conspicua voz (cortesía de Perrin y su pinche Facebook). También pido disculpas por pecar de egoísta y poner música de Fito y Calamaro en mi reunión, cuando la gran mayoría esperaba escuchar a los Hermanos Yaipén. Lo digo en serio, no me arrepiento, lógicamente, pero pido disculpas por la molestia. Pido disculpas al “Pingüino” por ser tal malagradecido, ya que cuando me llevó un Chivas Regal apenas pude olerlo para luego quedarme dormido cual elefante obrero. Pido disculpas a la gente con la que no estuve tanto tiempo, queda claro que soy un pésimo anfitrión, me lo vienen diciendo años, a la próxima piénsenlo dos veces antes de venir. Pido disculpas a los que llegaron con ganas de comer y no encontraron nada más que vino y ganas de pasar un buen rato, lo siento chicos, por eso no hice convocatoria, porque la plata ya no está, si es que algún día estuvo. Finalmente pido disculpas si es que la reunión decepcionó a comparación de otros años, al menos para mí lo importante fue la compañía de todos ustedes, más allá de que en otras ocasiones hemos bailado hasta el amanecer, o nunca se acababa la chela. La intención es lo que cuenta, ¿no?

No pido disculpas:

No le pediré disculpas a los vecinos, porque a algunos de ellos se les ocurre construir sus nuevos pisos domingos por la mañana, frenando de manera brusca mis merecidos ronquidos; la puta que los parió (disculpen eso ¿si?, no sé si habrán pasado por eso pero es digno de fusilamiento masivo). Tampoco a mi abuelita, porque ya no vivimos en el mismo piso. Mucho menos a mi abuelo, porque desde el cielo, tomando cáliz con el Pelucón, disfrutó cada segundo de mi borrachera, y habrá dicho: “ah, ¡caramba!, a este muchacho le faltaron clases mías”, a lo que Cristo habría comentado, “Creo que San Peter necesita una capacitación, urgente”. No le pido disculpas a Pablo por habérmelo chapado, ya es usual que me agarre a todos mis amigos, por más feos que sean, el año pasado agarré con Repu, este año le tocó a Pablo, el próximo año, ¿quién será?, tranquilo Marvin, mi fortaleza mental aún no es tan fuerte. Finalmente, no le pido disculpas a la pequeña Luciana, porque es mi despertador más eficiente. Dicen por ahí que no la dejé dormir con mis alaridos, ya pues, te tocaba, ¿no?

Agradezco:

Agradezco a todos los que asistieron, tiene más valor su asistencia este año, porque nadie (excepto el Hi5, Facebook, Birthday Remember, y otras chucherías virtuales) les recordó que se venía esta fecha tan especial, sobre todo porque es sólo una vez al año, y no hace daño. A Pecoso y a Andrea, quienes se vienen convirtiendo en esa parejita que siempre hace falta en una relación (es decir, con la que sales al Parque de Las Leyendas, ves películas los domingos o almuerzan de vez en cuando en el centro de Lima). Agradezco también a mi novia, quien tuvo la paciencia por esa noche, aunque al día siguiente no se cansó de machacarme por los errores cometidos y nunca aprendidos. Agradezco a mis padres, por el original regalo que me entregaron (a todos les encantó el “No entiendo” JA) y a la cucaracha que los avivó. A Connie por asustar y encantar. A Carlos Pérez, por venir en representación de aquellos amigos del barrio que ya casi quedan extintos. A mi hermana, su hija aún nonata, y a su oscuro compañero de hogar, el zambito Miguel (el último en caer, dicen por ahí). Finalmente una mención especial para los ausentes: Zoraida, mi nueva seguidora del blog, he madurado, sorry por lo dicho en post anteriores, aunque no lo creas sí se sienten algunas ausencias. A Claudio “Kunta Kinte” Gutiérrez y familia, dicen que estaba en la sierra; un negrito limeño vagando por los andes, ¡qué lindo es mi Perú! “Peter” Gabriel Carbonel, faltó tu experimentada chispa y tu deteriorada mariconada Ja, sabes que acá te adoramos. Giancarlo Távara Blas, el escritor al que la vida lo va poniendo de a pocos en su preciso lugar, y gracias por dedicarme un post, sé que me arriesgo un poco poniendo en link, pero de verdad me emocionó leerlo y darme cuenta de lo mucho que me conoces a pesar de que sólo hemos compartido un año y dos meses de escasa pero sustanciosa tertulia. En fin, gracias a todos, ojala que el destino nos siga uniendo para ocasiones similares, quién sabe, todos podríamos llegar a viejos juntos, sería la cagada, ¿no?

Por cierto, ¿qué cumple se viene?